Los asentamientos en Chile crecieron un 33,1 % en los últimos dos años y están habitados por más de 113.000 familias de las cuales un tercio son inmigrantes, según un estudio de una organización que trabaja con personas que habitan en casas precarias.
Chile tiene un déficit superior a las 650.000 viviendas y el presidente Gabriel Boric se asignó la meta de construir 260.000 hacia multas de su período en 2026. A la falta de viviendas se sumaron unas 2.450 que fueron arrasadas por los incendios forestales de febrero.
El catastro del estudio de Techo-Chile precisó el martes que en el país sudamericano hay 1.290 campamentos donde el 34,7 % de las viviendas precarias están habitadas por familias de inmigrantes. Según el informe, un 74,8 % de las familias llegaron a vivir al asentamiento por el alto costo de los arriendos.
La directora del Centro de Estudios de Techo-Chile, Pía Palacios, declaró que el aumento de los campamentos “es una forma más de exclusión habitacional” en Chile.
En cuatro regiones del extremo norte chileno, caracterizadas por un clima muy adverso por el desierto de Atacama, el más árido del mundo, habitan poco más de 30.000 familias.
La mayoría de los inmigrantes ingresan a Chile por pasos irregulares ubicados en la frontera con Perú y Bolivia, donde el gobierno desplegó multas de febrero un contingente militar para frenar la inmigración.
A diferencia de la labor de acompañamiento a la policía que realizaban antes de febrero, los militares ahora están facultados para realizar controles de identidad, de equipaje y para retener y entregar a la policía, en un plazo máximo de 24 horas, a los extranjeros que sospechan que están cometiendo delitos.
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