El periodista y escritor nicargüense Carlos Salinas Maldonado ofrece un relato desnudo y con los matices propios de una figura “tan perturbadora” como la dirigente sandinista Rosario Murillo, esposa del presidente Daniel Ortega y segunda al mando del gobierno nicaragüense.
«Yo soy la mujer del Comandante»es el título de la biografía no autorizado de la editorial Grijalbo que está en librerías de México y Centroamérica.
En entrevista con la Voz de Américaeste autor nacido en 1982 en pleno albor de la Revolución Sandinista, dijo que Murillo «se ve como la heredera del poder” si faltase su compañero de batallas con el que lleva más de cuatro décadas en “una relación tóxica”.
Durante la charla con la VOASalinas Maldonado expuso sus puntos de vista sobre las complejidades que encaró para producir este texto escrito desde su exilio en México, país que lo acogió en 2018 tras la crisis sociopolítica que sacudió al país y llevó una represin “brutal” ya la persecución contra periodistas y opositores. Muchos de ellos fueron a la cárcel y otros como él lograron huir.
Salinas dijo no obstante que antes de salir de Nicaragua, ya siguió con “mucho interés” a este personaje que a su criterio “es por el momento la figura más fascinante de la política en América Latina”.
Resalta que se trata de una mujer que ha conseguido sobresalir en un país “machista, profundamente religioso y conservador”, y donde ella se inventó así misma entre una mezcla de misticismo y religiosidad que fue acentuando con su apariencia personal de una mujer “exuberante en todos los aspectos”.
“La gente no la ha querido, y aquí hay una gran dosis de machismo, al esperar que una mujer en la política sea sumisa, todo lo que ella no ha sido, eso nunca gustó en un país tan machista como Nicaragua porque Rosario Murillo siempre ha roto las reglas”, afirma Salinas.
Abordaje de la figura
Salinas Maldonado sostiene que para llegar a crear esta obra desde una perspectiva literaria, bajo el sello editorial Grijalbo, aprovechó varios reportajes de semblanzas publicadas sobre murillo en el diario El Paisde España, donde labora en la división de México, que le llevaron a hacer mucha investigacion y compilar decenas de entrevistas de gente que la ha conocido.
Los editores vieron material -dado el carácter de la figura- y el interés que despertaron las publicaciones periodísticas, incluso con traducciones al italiano, que se pensó en escalar con la propuesta hacia una pieza literaria “pero sin faltar a la rigurosidad” de la información .
Las licencias literarias han llegado -.explica Salinas a VOA– para acentuar e interconectar los relatos de un libro que esta semana llegó a las librerías en México y varios países centroamericanos excepto Nicaragua, en los próximos días se espera la distribución en el resto de países de habla hispana y Estados Unidos, más la venta en línea.
El libro también se sostiene de las contradicciones propias de una mujer que comenzó su militancia en las filas revolucionarias como una joven de una familia de bien, que había estudiado en Europa, descendiente del prócer Augusto César Sandino (1895-1934), que arropó los ideales de libertad de su tío abuelo paterno y se opuso como miles de nicaragüenses de todas las clases al poder absoluto que ejercía la dictadura de Somoza, que gobernó el país durante 47 años finales hasta de la década de 1970, cuando fue derrocada por la revolución de la que ella fue parte.
“Fue una poeta que escribió y leía sus poemas afuera de las iglesias en Nicaragua contra la dictadura de los Somozas, ella se involucró muy joven en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ya ella le fascinó la figura de Daniel Ortega y luego se se encuentran en el exilio en Costa Rica donde comienza una relación bastante tóxica”, comenta.
De acuerdo con Salinas, el libro aborda episodios que han marcado la vida de Murillo que «le abandonaron traumas», entre ellos el hecho de haber perdido a uno de sus hijos, antes de conocer a Ortega, en el terremoto que destruyó Managua en diciembre de 1972.
Y cuando de los hijos se trata, otro capítulo espinoso de esta figura que los lectores podrán desmeduzar en el libro es la relación con su hija mayor, Zoila América Narváez Murillo, quien acusó en 1998 a su patrastro Daniel Ortega, de supuesta violación y abuso sexual cuando ella tenía apenas 11 años, justo cuando la pareja había consumado su unión en Costa Rica. La hija de Murillo dijo entonces que había decidido hablar del tema para conseguir su «sanación interna» y reconocerse para seguir adelante.
Salinas cuenta que el episodio que fue clave en el liderazgo de la pareja que ambicionaba volver a la presidencia, pues esas revelaciones supusieron «un terremoto» para el FSLN. Rosario Murillo -explica el autor- se puso del lado de Ortega «y declaró públicamente que su hija estaba loca».
Durante su testimonio, Zoila América se refirió a su madre como «ausente» durante su infancia y adolescencia y de la que se sintió abandonada: «a mi madre la consumían múltiples las ocupaciones o responsabilidades, aunque en realidad nunca tuve evidencia de lo que realmente hacía. Durante este tiempo, sentí cierto abandono y soledad, mi madre no fue un ser cercano ni estuvo pendiente de mí».
Ortega niega las acusaciones. Unos de los hermanos de Zoila América, exiliada en Costa Rica, la ha criticado en el pasado. En 2019, Juan Carlos Ortega, la llamó «mitómana» en Twitter, en alusión a su testimonio contra Ortega.
Las mieles del poder
Para el autor de “¡Yo soy la mujer del comandante!” la relación de Daniel Ortega y Rosario Murillo está mediada y sostenida “por la obsesión del poder”, argumentando que ambos se han necesitado para sus propias multas.
“Daniel Ortega en algún momento necesitó mucho a Rosario Murillo para resurgir políticamente y Rosario Murillo siempre ha necesitado a Daniel Ortega para sus ambiciones políticas, es una relación muy disfuncional también y basada en una visión absoluta por el poder”, opina.
La Voz de América Solicité por medio de un correo electrónico los comentarios de la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, sobre esta biografía no autorizada pero hasta el momento de publicar esta nota no obtuvimos respuesta.
En alguna ocasión, contó Salinas Maldonado, Murillo le respondió un mensaje diciendo: “Estamos en contacto, hermano Carlos”. Sin embargo, no volví a contactarlo.
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