Crédito: Instagram.
En una notable combinación de arte y deportes extremos, el fotógrafo belga Filip Blommaert y la apneísta austriaca Christin Gerstorfer han intentado establecer un nuevo récord mundial para la sesión fotográfica submarina más profunda, alcanzando una increíble profundidad de 45,4 metros.
La sesión se llevó a cabo en agosto en Deepspot, la piscina de buceo más profunda de Europa, ubicada en Varsovia, Polonia. Esta extraordinaria hazaña puso a prueba los límites tanto de la fotografía submarina como del buceo en apnea. Blommaert, conocido por aceptar desafíos audaces, siempre ha buscado formas de superar los límites.
“Buscar nuevos desafíos es la historia de mi vida”, dijo, explicando cómo el concepto de esta sesión de fotos para batir récords nació durante un viaje a Filipinas. Allí, colaboró con la poseedora del récord mundial de apnea italiana Alessia Zecchini y conoció a Christin Gerstorfer, quien también expresó su deseo de batir un récord mundial.
Gerstorfer, cuyo récord personal de apnea es de 65 metros, comparte la pasión de Blommaert por superar los límites. “Christin y yo nos llevamos muy bien enseguida”, afirma Blommaert. La pareja decidió realizar la sesión fotográfica más profunda bajo el agua, un objetivo que lograron gracias a una planificación y una coordinación meticulosas.
Sesión fotográfica de Wings in the Deep
La sesión de fotos, titulada Alas en lo profundoEl descenso se realizó en el pozo tubular de Deepspot, que tiene 45 metros de profundidad y está diseñado para simular una caída libre. Blommaert comparó el descenso con el paracaidismo y describió la experiencia como “volar hasta el fondo” de la piscina.
Durante el rodaje, Blommaert realizó dos inmersiones de calentamiento seguidas de dos inmersiones de fotografía, y pasó aproximadamente una hora bajo el agua. Gerstorfer, que posó en el fondo de la piscina, utilizó pesas para descender y un scooter submarino para volver a la superficie, y pasó alrededor de dos minutos bajo el agua en cada inmersión.
El rodaje no estuvo exento de desafíos. Gerstorfer y el equipo tuvieron que enfrentarse a dificultades logísticas, incluida la flotabilidad de las alas utilizadas en las fotos. “Las alas parecían flotar increíblemente y tuvimos que colocarles 5 kg para que se hundieran”, dijo Gerstorfer, quien agradeció a todo el equipo, incluidos los buzos de seguridad y la maquilladora Marike De Meester, por su apoyo.
Aunque la sesión fotográfica fue un éxito, Blommaert no ha dejado de intentar superar los límites. El fotógrafo belga tiene la vista puesta en inmersiones aún más profundas. “Cuanto más profundo vayas, más corto será tu tiempo en el fondo”, explicó Blommaert. Su objetivo es descender a 60 metros en un futuro cercano, con un objetivo a largo plazo de alcanzar la asombrosa cifra de 100 metros.
Aunque el récord aún espera la verificación oficial de Guinness World Records, el logro de Blommaert y Gerstorfer está a punto de eclipsar el récord actual de poco más de 40 metros, en poder de un fotógrafo canadiense.
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