Unos 2,7 millones de uruguayos están llamados a votar el domingo en una segunda vuelta presidencial para elegir entre Yamandú Orsi, el candidato del Frente Amplio izquierdista que aspira a recuperar el poder, y Álvaro Delgado, el sucesor en el Partido Nacional que tiene la misión de revalidar el mandato oficialista.
Hace un mes, ninguno de los candidatos alcanzó el porcentaje del 50% más uno de los votos necesarios para ganar en primera vuelta.
El Frente Amplio de Orsi obtuvo un 44 % de los apoyos en las elecciones del 27 de octubre, mientras que Delgado cosechó el 26,8 % del respaldo popular. Ahora se prevé que los votantes del resto de partidos de la coalición gobernante aglutinen sus fuerzas hacia el Partido Nacional.
Delgado se aferra al apoyo de los demás partidos de la coalición, creada en 2019 para asegurar la llegada del actual presidente Luis Lacalle Pou al poder después de quince años consecutivos de gobiernos de izquierda, para una vez más contrarrestar la fortaleza del izquierdista Frente Amplio.
Así como ocurrió a lo largo de toda la carrera electoral, marcada por la tranquilidad en una democracia sólida como la de Uruguay, las últimas semanas de campaña de los candidatos destacaron por un tono amigable y respetuoso.
Con unos 3,5 millones de habitantes, Uruguay es considerado uno de los países más estables y con una de las tasas más bajas de pobreza de América Latina, así como el mayor PIB de la región. Sin embargo, en los últimos años se vio impacto por un creciente costo de vida, sequías constantes y el surgimiento de problemas hasta entonces desconocidos, como el narcotráfico y el aumento de la sensación de inseguridad.
El único debate presidencial de la campaña se realizó el pasado domingo, sin sobresaltos, imprevistos o momentos incómodos. Los contendientes presentaron sus programas, que en líneas generales guardan varias similitudes. Las mayores divergencias se dan en el plano económico.
Tanto Orsi como Delgado han prometido impulsar un crecimiento más robusto de la economía y mejorar la competitividad del país, pero con estrategias distintas.
Orsi, que se presenta como la cara de la “izquierda moderna”, fijó como prioridad el crecimiento económico con redistribución del ingreso, por lo cual su principal promesa es el aumento de salarios. Asimismo, ha hecho hincapié en la importancia de fortalecer las actividades consideradas vitales para el país, como la agropecuaria, la industria y el turismo, además de las pequeñas y medianas empresas.
“Nuestro proyecto pasa principalmente por el país de las certezas y de la certidumbre”, dijo el progresista en el cierre de su campaña el miércoles, en la región de Canelones. Para ello, destacó las “condiciones de gobernabilidad” de la fórmula que integra junto a Carolina Cosse, gracias a la mayoría de senadores que el Frente Amplio consiguió en los comicios de octubre.
Mientras, Delgado ha apostado por la cercanía con su antecesor Lacalle Pou, quien dejará el cargo con un 50% de aprobación, para mostrarse como el rostro de la «continuidad» de las reformas y políticas puestas en marcha por el actual mandatario. Éstas incluyen controlar el gasto público a fin de conseguir un Estado más eficiente, una cuestionada reforma jubilatoria y medidas para aumentar el poder adquisitivo de los uruguayos.
Pasados cinco años de gobierno, la alianza oficialista se ha fortalecido y, según Delgado, se centrará en “llegar a los acuerdos necesarios para que el Uruguay camine al desarrollo”.
«Nos estamos empujando para que votemos, para que militemos y para que estemos a la altura de la circunstancia”, dijo el candidato en la mitin de cierre de su campaña el miércoles, en Montevideo.
En cuanto a las políticas sociales, mientras que el oficialista ha alabado la continuidad de las reformas empezadas por la gestión de Lacalle Pou, Orsi ha defendido propuestas de cambio, como volver a bajar la edad jubilatoria, aumentar las pensiones mínimas y ampliar el subsidio por maternidad.
Otro de los ejes principales de la contienda electoral se refiere a la seguridad y la lucha contra el narcotráfico, por lo que ambos postulantes se han comprometido a fortalecer las políticas de defensa con la adquisición de equipamientos y la ampliación de las fuerzas policiales.
Pese a que el Frente Amplio terminó la primera vuelta con más de 15 puntos de ventaja frente al Partido Nacional, las encuestas prevén una segunda ronda bastante reñida y pareja, ya que se espera que muchos votantes de otros partidos, sobre todo del histórico Partido Colorado , tercero en la contienda de octubre, trasladarán su apoyo a la coalición oficialista.
Todos los sondeos vaticinan un triunfo de Orsi, con una ventaja de entre un 2% y 4% por encima de Delgado. Sin embargo, una vez más el voto de los indecisos se perfila como clave, ya que cerca del 10% de los votantes aún no han decidido su candidato.
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