La Universidad Nacional de San Luis (UNSL) cumplió 50 años formando profesionales y contribuyendo con aportes científicos a la comunidad de la provincia de San Luis, ubicada en la región argentina de Cuyo.
Sin embargo, este año, la casa de estudios atraviesa una situación compleja, como tantas otras unidades académicas de Argentina. El recorte en el envío de fondos y el estancamiento del presupuesto anual ponen en alerta a las autoridades, que temen no poder continuar con actividades tan básicas como el dictado de clases.
La falta de fondos y el presupuesto congelado a valores de 2023 desafía a las autoridades universitarias, que deben mantener funcionando las instituciones, en una economía con elevados índices inflacionarios que, de acuerdo con los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). ), la inflación de marzo de 2024 fue del 11 %, mientras que la cifra interanual se ubicó en el 287,9 %, manteniendo a Argentina a la cabeza de los países con la más alta inflación.
En ese sentido, desde la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), advirtieron en un informe que el presupuesto para las universidades públicas asignadas en este 2024, es el más bajo del que se tiene registro desde 1997.
“La decisión del Poder Ejecutivo de prorrogar el presupuesto 2023 coloca a las universidades nacionales frente a una situación económica crítica”, señalaron desde la organización.
Según ACIJ, el presupuesto para el “Programa de Desarrollo de la Educación Superior (principal programa universitario) es un 72 % más bajo en comparación con el año anterior”.
Por su parte, el rector de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) y presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), Víctor Moriñigo, confirmaron en diálogo con la Voz de America que la casa de estudios tiene “el presupuesto mismo del año pasado para aplicar en este año y los precios son 300 % más (altos)”, a lo que se suma “un tarifazo muy duro de luz y de gas que es imposible de pagar ”.
En el informe publicado por ACIJ, explican que “el presupuesto destinado al sistema educativo superior está compuesto por distintas partidas” siendo el Desarrollo de la Educación Superior el que implica “más del 90 % del gasto total”. Además, se suman “otros programas de menor peso son el de las Becas PROGRESAR, Infraestructura universitaria y Evaluación y Acreditación Universitaria- CONEAU”.
En el informe, se detalla que el presupuesto 2024 destina aproximadamente 690.000 pesos argentinos por estudiante (alrededor de 790 dólares al cambio oficial), “lo que representa una reducción del 72 % con respecto al año anterior y un 82 % menos que en 2013, cuando se alcanzó el máximo nivel de gasto por estudiante”.
En tanto, Moriñigo advirtió que están “haciendo todos los esfuerzos” posibles pero que con las partidas presupuestarias actuales “le estamos avisando a la gente que vamos a bajar ineludiblemente la calidad, y eso es un tema que nosotros no estamos dispuestos a hacerlo”.
“Esta universidad no va a cerrar las puertas jamás”
Las investigaciones científicas y los aportes en diferentes contextos de crisis de las universidades públicas de Argentina sin duda son de un valor incalculable. Moriñigo sostuvo que “las universidades argentinas tienen un papel bien especial dentro del desarrollo de un país”.
Y es que para el rector de la UNSL y presidente del CIN, “en la universidad también se investiga y hay laboratorios, hay un mundo científico y desarrollo, hay equipamiento”.
Recientemente, la UNSL presentó un repelente para mosquitos, un producto desarrollado por sus propios investigadores, en medio de la emergencia causada por el dengueque de acuerdo al Ministerio de Salud nacional, el país registró hasta el corte del 14 de abril de 269.678 contagios y 197 muertes.
A principios de abril, la Universidad donó 300 repelentes, elaborados por profesionales del Departamento de Farmacia de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia y que fueron entregados a zonas más sensibles ante contagios, dentro de la provincia de San Luis.
“Hablando de cuál es la respuesta de la universidad en el contexto de crisis para mostrar cosas científicas, como en este caso el repelente para la cuestión epidemiológica del dengue, tenemos la oportunidad de mostrarle a la gente ciencia que se pueda tocar”, reflexionó Moriñigo. .
Y añadió que: “Argentina es el país de los cinco premios Nobel, de la ciencia argentina y de la universidad pública. Cuando la gente tiene acceso a estas cosas que le salvan vidas, pasó en la pandemia, pasa ahora con el dengue y pasará con muchos productos, es como que hay un abrazo y una reconciliación entre lo que el pueblo argentino invierte mediante sus impuestos para la investigación y los científicos que se sienten reconocidos por su casa.”
Pandemia y hambre: otros aportes científicos que buscaron llevar soluciones
La UNSL ha sido destacada por otros deportes e investigaciones que contribuyeron a situaciones de emergencia. La más reciente, fue durante la pandemia de coronavirus, dónde un equipo de investigadores, creó sanitizantes y pastillas de jabón, que fueron repartidos por diferentes instituciones, e incluso, fueron entregadas a otras provincias.
“Hablando de cuál es la respuesta de la universidad en el contexto de crisis para mostrar cosas científicas, como en este caso el repelente para la cuestión epidemiológica del dengue, tenemos la oportunidad de mostrarle a la gente ciencia que se pueda tocar”, reflexionó Moriñigo. .
Y añadió que: “Argentina es el país de los cinco premios Nobel, de la ciencia argentina y de la universidad pública. Cuando la gente tiene acceso a estas cosas que le salvan vidas, pasó en la pandemia, pasa ahora con el dengue y pasará con muchos productos; es como que hay un abrazo y una reconciliación entre lo que el pueblo argentino invierte mediante sus impuestos para la investigación y los científicos que se sienten reconocidos por su casa.”
Es por eso que, para el rector de la casa de estudios, “hay una hermosa discusión sobre qué aportan las universidades argentinas al país” y pareció que “muchos caen en la conclusión de que las universidades somos monoproducto, que solo son expendedoras de títulos y se nos mide solo por la cantidad de graduados que tenemos en función de quienes ingresan”, y dejan de lado los aportes sociales y científicos.
En 2018, la Universidad presentó panificados con nutrientes, capaces de responder ante las deficiencias alimentarias de sectores vulnerables. A través de la fabricación de panificados integrales fortificados con harina de soja y proteínas de plasma bovino, se trabaja para combatir la desnutrición en sectores de la población argentina en estado de pobreza e indigencia.
Laura Rodríguez Furlán, doctora en Química e Ingeniera en Alimentos, especializada en el desarrollo de alimentos para personas con requerimientos específicos de la UNSL, explicó a la VOA que “esa desnutrición viene como consecuencia debido a la pobreza, a la falta de acceso económico y alimentos de alto valor nutricional”.
En ese sentido, este proyecto surgió con la “idea de atender esas necesidades, principalmente en niños, que si no reciben los nutrientes necesarios las primeras etapas de su vida, empiezan a tener deficiencias de crecimiento y en el desarrollo psicomotriz”, de acuerdo a las explicaciones del especialista.
Estos panificados destinados al consumo de poblaciones vulnerables, tienen “la misma cantidad de proteínas que la carne”. “Comer tres o cuatro galletas es lo mismo que tomar el calcio de una taza de leche ya su vez tiene la fibra y micronutrientes que necesitas a partir de los vegetales y frutas”, explicó el líder del proyecto.
Y agregó que: “las personas de bajos recursos generalmente lo que consumen son productos muy refinados, altos en carbohidratos pero con falta en todo lo demás: proteínas y vitaminas”, es por eso que “con esas galletas, que es una pequeña dosis por día, los niños pueden tener la nutrición que necesitan”.
Finalmente, Furlán analizó que, en Argentina, donde alrededor del 40 % de la población es pobre, este invento no podía quedar solo “en un trabajo publicado, en un papel”, de lo contrario, debía convertirse en “algo que sea útil para la sociedad y que pueda generar de nosotros un cambio en la sociedad para mejor, para las personas, para mejorar su calidad de vida”.
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