Del 18 de marzo al 1 de noviembre de 2022, el Belvedere de Viena presenta “Fiel a la vida: pintura realista de 1850 a 1950“, una exposición que examina los cambios y continuidades en la pintura realista a través de obras de artistas muchas veces desconocidos para el gran público.
Imágenes: Wilhelm Trubner, “César am Rubicon”, c.1878. Belvedere, Viena ·· Antón Filkuka“Holzsammelnde Kinder” (Niños recogiendo leña), 1925. Belvedere, Viena
¿Es el realismo realmente fiel a la vida? Esta pregunta, obvia a primera vista, se plantea en la exposición organizada por el Belvedere que, a través de obras reunidas en la propia colección del Belvedere, examina cómo la pintura realista se acercaba a la realidad mediante una doble estrategia: por un lado, la minuciosidad de la técnica pictórica y, por otro, el acercamiento a las realidades sociales normalmente ignoradas por el romanticismo y el academicismo.
Aunque el término “realismo” se ha utilizado para describir obras de arte desde la propia antigüedad, se considera que el realismo como movimiento surgió a mediados del siglo XIX. Frente al idealismo y la subjetividad del romanticismo, la pintura realista defendía una visión objetiva de la realidad representada por la obra de arte. Aunque el epicentro del movimiento realista estuvo originalmente en Francia -con Gustave Courbet como figura principal- la exposición en el Belvedere -después de todo, un museo austriaco- presenta artistas alemanes y austriacos menos conocidos como Wilhelm Trubner (1851-1917), Erich Miller-Hauenfels (1889-1972) y Antón Filkuka (1888-1957).
También se exhiben obras de artistas que generalmente no están asociados con el movimiento realista, como carl hasenpflug (1802-1858), cuyas visiones urbanas y de ruina (“Vista del Patio del Monasterio en Invierno“, 1854) aún muestran el legado del romanticismo, y gustav klimtrepresentada en la exposición por “Retrato de Mechthild Trau” (c. 1893), obra anterior a la Secesión de Viena, de la que Klimt sería su representante más importante.