La presencia de microplásticos en los océanos está ampliamente documentada/informada por la investigación oceanográfica, pero los datos sobre la contaminación en las regiones cercanas a la costa son escasos debido a las dificultades de acceso que enfrentan los barcos científicos. Investigadores del Grupo de Investigación Consolidado en Geociencias Marinas de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UB, en colaboración con la delegación española de la ONG Surfrider Foundation Europe, estudiaron la cantidad y características de los plásticos flotantes en las costas catalanas, gracias a una ciencia ciudadana iniciativa en la que voluntarios recogieron 25.000 microplásticos con redes especiales remolcadas desde botes de remos. Los resultados, publicados en la revista de acceso abierto Cartas de investigación ambientalrevelan que las zonas costeras presentan una gran cantidad de desechos plásticos, cuya presencia está sujeta a una gran variabilidad espacial y temporal.
“Las concentraciones medias de microplásticos que hemos encontrado cerca de la orilla están por encima de las que antes se encontraban fuera de las zonas de baño. Hemos detectado concentraciones máximas más altas —más de seis plásticos por metro cuadrado— y más frecuentes en el tiempo. Además, hay algunas zonas y horarios del año en el que superan en un orden de magnitud las medias encontradas en el mar Mediterráneo abierto y en todo el mundo», apunta la profesora e investigadora de la UB Anna Sanchez-Vidal.
“La ciencia ciudadana es una herramienta útil y poderosa para estudiar la contaminación marina, al mismo tiempo que empodera a los ciudadanos con conocimiento científico”, dice Sánchez-Vidal.
Más plásticos en zonas urbanas densamente pobladas
Estas altas cantidades de microplásticos indican, según los autores, que “debe haber procesos que tiendan a concentrar o retener plásticos en la zona cercana a la costa”. El estudio presenta algunas explicaciones, como las variaciones en las condiciones meteorológicas y oceanográficas, la mayor influencia de los caudales de los ríos en épocas de fuertes lluvias, la proximidad a zonas urbanas densamente pobladas y con gran afluencia turística estacional, y el efecto concentrador de zonas limitadas por rompeolas o puertos.
“Playas como la Mar Bella o Sant Sebastià, en Barcelona, están más protegidas del viento y el oleaje gracias a estas estructuras y podrían retener y acumular más microplásticos que otras zonas que están más expuestas, lo que indica un mayor tiempo de residencia”, indica. William P. de Haan, investigador de la UB y primer autor del artículo. En este sentido, las zonas donde los investigadores detectaron más microplásticos fueron las playas de Sant Sebastià, Nova Icària y Llevant, las tres de la capital catalana. Además, los investigadores identificaron una estacionalidad potencial. “Nos hemos dado cuenta de que zonas como Llançà o Castelldefels muestran una tendencia más baja en enero y febrero, probablemente por la influencia de las corrientes superficiales y los vientos que reducen los microplásticos flotantes, y una tendencia más alta justo antes y después de los meses de verano”, apunta la investigadora. .
Encontrar los orígenes de los microplásticos para crear mejores soluciones
El estudio no solo determinó la abundancia de microplásticos, sino que también proporcionó una caracterización detallada de tamaño, color, forma y composición que puede ayudar a determinar las fuentes de los microplásticos, lo cual es esencial para brindar soluciones a la creciente presencia de plásticos en el mar. medioambiente. Los resultados mostraron que las espumas y los filamentos, provenientes de los envases de alimentos y de la actividad pesquera, representaron casi el 11% de los plásticos recolectados. Sin embargo, la mayoría de los plásticos se identificaron como fragmentos, películas y láminas, que probablemente se originaron a partir de la descomposición de piezas de plástico más grandes. “Pudimos identificar películas y láminas de polietileno, provenientes de la fragmentación de bolsas; fragmentos de polietileno y polipropileno, provenientes de la fragmentación de botellas o envases; fragmentos de poliestireno expandido, utilizados en empaques de alimentos; filamentos de artes de pesca, fragmentos de césped artificial, etc.», dice Anna Sánchez-Vidal.
Esta información, que va desde las características físicas de los microplásticos hasta las concentraciones de cada uno en las áreas de muestra, está disponible en un sitio web con varias herramientas de visualización para que estos hallazgos sean de fácil acceso para la sociedad.
De Llançà a l’Ametlla de Mar
En el estudio, los investigadores utilizaron muestras que voluntarios de ocho entidades catalanas habían recogido durante siete meses. Desde Llançà hasta l’Ametlla de Mar, estos voluntarios estaban coordinados por la entidad Surfrider Foundation Europe. “Hubo mucha participación, y esto demuestra que la ciencia ciudadana es una herramienta con un gran potencial para monitorizar y estudiar el impacto de los plásticos en el medio marino”, afirma Maria Ballesteros, responsable de voluntariado en Surfrider España.
Estos voluntarios iban a la playa cada semana o cada dos semanas durante una hora con tablas de surf, kayaks y otros botes de remos. Adjuntaron una red diseñada por los investigadores para recoger los microplásticos flotantes de más de 0,3 milímetros. La ruta y las coordenadas de estos transectos se registraron en un dispositivo móvil y en la aplicación Wikiloc para registrar la latitud, el tiempo y la distancia del arrastre. A continuación, los plásticos recogidos se enviaban al laboratorio de la Universidad de Barcelona para ser analizados por personal formado. “Nos sorprendió la cantidad de datos de gran calidad y relevancia científica que obtuvimos en tan poco tiempo y con un presupuesto inferior a otros proyectos científicos similares”, destaca Anna Sanchez-Vidal.
“Los proyectos que involucran a los centros de investigación ya la sociedad son clave para continuar con la búsqueda de soluciones a los problemas de los plásticos en los océanos”, señala María Ballesteros.
Investigación en las costas catalana y vasca
El siguiente paso de este proyecto es analizar si las tendencias detectadas en este estudio se mantienen en el tiempo, los factores específicos que dan lugar a las variaciones detectadas y la evolución de la concentración de microplásticos a corto y largo plazo.
Con estos objetivos, el proyecto de ciencia ciudadana continuará durante los próximos meses. Además, ampliará las zonas de muestreo a la costa vasca. “Esto nos permitirá conocer mejor los mecanismos de dispersión y las características de los microplásticos en un mar semicerrado del Mediterráneo occidental y en una zona relativamente poco poblada, pero con una gran actividad pesquera en el océano Atlántico”, concluye Anna Sánchez- Vidal.
Ciencia ciudadana y paddle surf para estudiar la contaminación por microplásticos en el litoral de Barcelona
William P de Haan et al, Cargas microplásticas flotantes en la costa reveladas a través de la ciencia ciudadana, Cartas de investigación ambiental (2022). DOI: 10.1088/1748-9326/ac5df1
Citación: Estudio de ciencia ciudadana detecta gran cantidad de microplásticos en zonas de baño catalanas (9 de mayo de 2022) recuperado el 9 de mayo de 2022 de https://phys.org/news/2022-05-citizen-science-vast-amount-microplastics.html
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