MADRID (AP) — Una cicatriz de lava negra de seis kilómetros que cruza la isla española de La Palma permanece como testimonio de la erupción del volcán que duró tres meses y que quizás no dejó víctimas, pero causó estragos en la vida de muchos.
Mientras los funcionarios realizaban ceremonias el lunes para conmemorar el primer aniversario del inicio de lo que fue una de las erupciones volcánicas más televisadas del siglo en Europa, la isla española ubicada en el archipiélago de las Islas Canarias frente a la costa noroeste de África no es la misma, geológicamente , económica o socialmente.
Debajo de la gruesa losa de roca fundida, que aún se enfría lentamente desde los 1.140 grados centígrados iniciales (2.084 grados Fahrenheit), unos 3.000 edificios fueron enterrados junto con muchas plantaciones de banano, caminos y sistemas de riego.
Junto con la agricultura, el turismo es fundamental para la economía de la isla. Pero la mitad de los 8.000 lugares de alojamiento registrados permanecen cerrados debido a la presencia de gases venenosos, la misma razón que mantiene a alrededor de 170 habitantes locales viviendo en habitaciones de hotel.
El antiguo punto turístico de Puerto Naos es descrito por los periódicos locales como un pueblo fantasma. La lava no llegó al pueblo, pero la alta concentración de gases de CO2 obligó a la evacuación de sus 1.000 habitantes. La mayoría se está quedando con familiares, y todos continúan preguntándose cuándo se les permitirá regresar a casa.
La Palma, con una población de 84.790 habitantes, se ha convertido en el centro de atención de muchos políticos y dignatarios. Los miembros del gabinete, incluido el primer ministro Pedro Sánchez, han visitado la isla 60 veces, principalmente para anunciar nuevos paquetes de ayuda. La Reina Letizia eligió recientemente La Palma para su visita anual a una escuela al comienzo del año académico.
El gobierno ha entregado fondos públicos para ayudar a la reconstrucción por un total de 566 millones de euros (564 millones de dólares).
Sin embargo, una agrupación de afectados por el volcán planea conmemorar el aniversario el lunes con una protesta por lo que consideran una mala gestión de los fondos.
Otros resienten que cuando el rugido del volcán se calmó después de 85 días, la solidaridad desapareció.
“Los políticos realmente no se preocupan por nosotros”, dijo el bananero Juan Carlos Rodríguez. Dijo que los subsidios eran insuficientes.
Sin embargo, algunos empresarios están encontrando formas de remodelar sus negocios y aprovechar la erupción.
AstroLaPalma solía ofrecer programas nocturnos de observación de estrellas bajo el cielo despejado de las Islas Canarias. Ahora, la propietaria Ana García guía a los asombrados visitantes a través de las cenizas volcánicas.
El volcán en realidad no tenía nombre antes de su erupción, aunque popularmente se lo conocía como Cumbre Vieja, el nombre del parque nacional que lo rodea. Este verano, los residentes de la isla votaron para llamarlo Tajogaite, el nombre del área en la antigua lengua guanche.
Es el primer año de una nueva era para las islas volcánicas y los lugareños también están decididos a prosperar.
Hace apenas dos meses, los isleños lograron una pequeña victoria sobre el volcán con la apertura de una nueva carretera construida sobre la roca de lava para conectar las laderas del Valle de Aridane que quedó partido en dos por la erupción.
El camino quita dos horas de viaje para llegar a casas aisladas, acorta las rutas escolares de los niños y permite el acceso a las plantaciones de banano sobrevivientes en el valle.