Togo ha anunciado el aplazamiento de sus elecciones parlamentarias y regionales hasta el 29 de abril, tras un retraso provocado por polémicas reformas constitucionales. La decisión, originalmente fijada para el 13 de abril y luego pospuesta para el 20 de abril, se tomó después de una reunión de gabinete el 9 de abril, lo que indica debates y ajustes en curso dentro del enfoque del gobierno hacia los cambios electorales y constitucionales.
En un cambio significativo, el parlamento de Togo votó a finales de marzo a favor de la transición de la nación de un sistema presidencial a uno parlamentario. Esta medida provocó una protesta pública generalizada, lo que llevó a la presidencia a enviar la propuesta de reforma constitucional al parlamento para su mayor consideración. A principios de abril, el presidente Faure Gnassingbé se reunió con miembros de la mesa de la Asamblea Nacional y enfatizó la importancia de incorporar diversos aportes para enriquecer la enmienda constitucional.
La Asamblea Nacional respondió destacando la necesidad de realizar consultas adicionales, lo que dio lugar a un nuevo aplazamiento de las elecciones. La constitución revisada, que fue aprobada inicialmente el 25 de marzo, propone cambios significativos: transfiere el poder de seleccionar al presidente del público al parlamento e introduce un mandato único y no renovable para la presidencia. Además, aumenta el papel de una figura clave similar a un primer ministro, conocido oficialmente como presidente del consejo de ministros, que sería el líder del partido o coalición mayoritario en las elecciones legislativas.
Para complicar aún más el panorama político, el gobierno declaró ilegales una protesta prevista de tres días por el arresto de figuras de la oposición y la nueva legislación que eliminaba las elecciones presidenciales. Esta declaración ha intensificado las tensiones en una nación que ha estado bajo el gobierno de la misma familia durante casi seis décadas.
Mientras Togo navega por estas reformas cruciales y el cronograma electoral reestructurado, la comunidad internacional observa de cerca, reconociendo las posibles implicaciones para la democracia y la gobernanza en la región.