JOHANNESBURGO, Sudáfrica – El miércoles, los sudafricanos votarán en lo que podría ser el evento político más importante desde la caída del apartheid hace 30 años. Esta elección tiene el potencial de remodelar el panorama político de la nación, marcando un momento crucial en el camino de Sudáfrica desde que logró la democracia.
Las elecciones de 1994, en las que Nelson Mandela y el Congreso Nacional Africano (ANC) llegaron al poder, fueron históricas porque permitieron a los sudafricanos negros votar por primera vez, poniendo fin oficialmente a medio siglo de segregación racial bajo el apartheid. Si bien el ANC permanecerá en el poder en 2024, se enfrenta a un creciente descontento debido a los altos niveles de desempleo y pobreza, lo que puede llevar a la mayoría de los sudafricanos a considerar otros partidos esta semana.
“Treinta años de democracia sudafricana no significa que debamos soportar una eternidad bajo el ANC”, dijo John Steenhuisen, líder del principal partido opositor, la Alianza Democrática, en el período previo a las elecciones.
Aunque el apoyo al ANC ha caído por debajo del 50% en varias encuestas, ningún partido de oposición ha emergido lo suficientemente fuerte como para superarlo. Todavía se espera que el ANC sea el partido más grande, pero sin una mayoría absoluta, puede que necesite formar coaliciones para permanecer en el gobierno y reelegir al presidente Cyril Ramaphosa. Esto podría poner fin al dominio político del ANC y marcar el comienzo de una nueva era de cogobernanza.
Desde 1994, el ANC ha ganado seis elecciones nacionales consecutivas, comenzando con la histórica presidencia de Mandela. Sin embargo, el apoyo al partido ha disminuido constantemente desde casi el 70% de los votos hace 20 años, mientras Sudáfrica continúa lidiando con profundos desafíos socioeconómicos, algunos de los cuales son legados del apartheid.
El ANC ha sido criticado por escándalos de corrupción y su incapacidad para abordar los delitos violentos, con un promedio de 83 homicidios por día en los últimos tres meses de 2023. Los servicios gubernamentales básicos también han fallado, dejando a muchas comunidades sin agua ni electricidad.
El problema más apremiante sigue siendo el desempleo y la pobreza resultante. La tasa de desempleo oficial de Sudáfrica es la más alta del mundo, con un 32%, e incluso superior, con un 45%, para los jóvenes de entre 15 y 34 años. Esta cruda realidad contrasta con la condición del país como el más avanzado del continente africano. El Banco Mundial estima que más de la mitad de los sudafricanos viven por debajo del umbral de pobreza.
“Juntos haremos más y mejor”, dijo el líder del ANC, Ramaphosa, en el último gran mitin del partido este fin de semana. Hizo hincapié en el compromiso del ANC con la creación de empleo y la ampliación del apoyo social a millones de personas que dependen de subvenciones gubernamentales.
A pesar de afrontar su mayor desafío electoral, el ANC afirma ser el único partido capaz de gobernar eficazmente Sudáfrica. Los analistas señalan que el ANC tiene la maquinaria de campaña popular más eficaz y conserva el apoyo tradicional entre los sudafricanos mayores y las comunidades rurales. No se descarta la posibilidad de que el ANC mantenga su mayoría.
Casi 28 millones de personas están registradas para votar en las nueve provincias de Sudáfrica el día de las elecciones. Los votantes decidirán la composición del Parlamento nacional y las legislaturas provinciales. Con más de 50 partidos registrados, un número récord y candidatos independientes autorizados a presentarse por primera vez, esta elección promete ser un momento decisivo para la democracia de Sudáfrica.