Hacia el final de sheryl, un nuevo documental que se encuentra en algún lugar entre una suave hagiografía y un dossier de prensa electrónico, Sheryl Crow reconoce su condición de veterana del negocio de la música: “Hay algo extraño que sucede cuando te conviertes en un ‘artista heredado’. Es una especie de cumplido lateral. Es como, ‘Está bien, has resistido la prueba del tiempo, pero también eres viejo y simplemente no te has ido’”. La banda sonora del álbum doble que lo acompaña, Sheryl: Música del largometraje documental, demuestra el punto de Crow al equilibrar el núcleo de su catálogo, las canciones que han resistido la prueba del tiempo, con la música que ha hecho como artista heredada que ya no visita los tramos superiores del Billboard Hot 100. En parte una colección de grandes éxitos, en parte un testimonio de la resistencia de Crow, Sheryl: Música del largometraje documental se apoya fuertemente en los sujetalibros de su carrera, enfatizando sus éxitos de la década de 1990 junto con Hilosel álbum de 2019 que afirma es su despedida.
como la película, sheryl pone el foco de atención directamente en la música que hizo al comienzo de su carrera, que parecía un retroceso incluso en la década de 1990. Criada en el rock clásico, Crow aprovechó una vibra distintiva de la década de 1970 con su debut en 1993. Club de música de los martes por la noche, un disco impregnado de los sonidos embriagadores y pulidos del sur de California. Su ambiente retro estaba más o menos en el mismo estadio que el rock alternativo, que se estrelló contra la corriente principal justo antes del lanzamiento del álbum. Crow cortejó a la audiencia de rock alternativo solo una vez: borró su sonido en su segundo álbum homónimo, que llegó durante el pico comercial del rock alternativo en 1996. Las guitarras gruesas y agitadas de «If It Makes You Happy» representaron una ruptura definitiva. de la efervescente alegría de “All I Wanna Do”, que significa su independencia artística más que cualquier deseo de seguir las tendencias.
sheryl no crea una fuerte diferenciación entre las vibraciones soleadas de Club de música de los martes por la noche y los aspectos relativamente sucios de Sheryl Crow. La banda sonora alterna deliberadamente material de los dos discos, una secuencia que enfatiza la continuidad sobre la evolución: lo que destaca es cómo Crow logró refrescar las convenciones del rock clásico sin repudiar sus clichés. Su mejor trabajo demostró una clara deuda con ídolos como Fleetwood Mac y los Rolling Stones: tanto Stevie Nicks como Keith Richards le devolvieron el favor al aparecer en sheryl– pero sintetizó estos elementos en una voz distintiva que sonaba desgastada, conmovedora y esperanzada. Ella profundizó este enfoque en 1998 Las sesiones del globoluego lo convirtió en pop brillante para vamos vamos en 2002.