Wickremesinghe se enfrenta a un duro desafío por parte de dos formidables contendientes. Uno de ellos es Anura Kumara Dissanayake, el líder de un partido marxista otrora marginal y empañado por su violento pasado.
El partido lideró dos levantamientos fallidos en los años 1970 y 1980 que dejaron más de 80.000 muertos, y obtuvo menos del cuatro por ciento de los votos en las elecciones parlamentarias anteriores.
Pero la crisis de Sri Lanka ha demostrado ser una oportunidad para Dissanayaka, de 55 años, quien ha visto un aumento de apoyo basado en su promesa de cambiar la cultura política «corrupta» de la isla.
Dijo en un colegio electoral que confiaba en conseguir el máximo cargo.
«Tras la victoria no debe haber enfrentamientos ni violencia», afirmó. «Nuestro país necesita una nueva cultura política».
También se espera que el líder de la oposición Sajith Premadasa, de 57 años, hijo de un ex presidente asesinado en 1993 durante la guerra civil que duró décadas en el país, tenga una fuerte presencia.
Premadasa ha prometido luchar contra la corrupción endémica, y tanto él como Dissanayaka se han comprometido a renegociar los términos del paquete de rescate del FMI.