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La Organización Mundial de la Salud ha dicho que los casos y las muertes por malaria se mantuvieron estables el año pasado, después de un aumento preocupante durante el primer año de la pandemia de covid.
Sin embargo, la OMS ha advertido sobre nuevos desafíos, incluida la resistencia de los mosquitos a los insecticidas y la resistencia de los parásitos a los medicamentos utilizados para tratar la malaria.
El noventa y cinco por ciento de todos los casos de malaria se encuentran en África, y los niños menores de cinco años corren mayor riesgo.
A pesar de la continua interrupción de los servicios de salud causada por el covid-19, las muertes por malaria se redujeron el año pasado en 6.000, a 619.000.
Los casos nuevos aumentaron levemente a 247 millones, una tasa mucho más lenta que el año anterior.
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La OMS dice que los resultados relativamente buenos se deben a que los países fortalecen su respuesta a la prevención, las pruebas y el tratamiento de la malaria.
Pero la creciente resistencia a los insecticidas utilizados en los mosquiteros es un hecho preocupante, así como el cambio de hábitos de los mosquitos, picando durante el día, al aire libre, donde pueden evitar los mosquiteros.
Entonces, aunque la OMS elogie a los países que trabajan arduamente para combatir la malaria, no hay lugar para la autocomplacencia: sin un esfuerzo global renovado, la malaria podría adelantarse a la campaña para controlarla.
“Esfuerzos para alcanzar los objetivos de reducción de #malaria los casos y las tasas de mortalidad en al menos un 90% para 2030 enfrentan muchos desafíos, especialmente en África. Para que esto sea un éxito, se necesitan con urgencia nuevas herramientas y la financiación para implementarlas a fin de ayudarnos a vencer la malaria” — Dr. @MoetiTshidi
— Región de África de la OMS (@WHOAFRO) 8 de diciembre de 2022
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