Por primera vez en Colombia gobernará un mandatario de la izquierda -Gustavo Petro- quien fue elegido como presidente el pasado domingo.
En su discurso de victoria fue enfático en proponer una unión de los pueblos de la región “sin exclusiones”, mientras que sus homólogos de países como Cuba, Nicaragua y Venezuela se pronunciaron favorablemente sobre su triunfo.
En América Latina, además, en cuatro de las cinco elecciones presidenciales que se han celebrado en un año, la izquierda ha triunfado: Daniel Ortega, en Nicaragua. Gabriel Boric, en Chile. Xiomara Castro, en Honduras. Y, ahora, Petro, en Colombia.
Con ello, ¿se afianza la izquierda en la región? Analistas consultados por la Voz de América coinciden en que la izquierda en la región es muy heterogénea y que no se puede hablar de olas ni de giros hacia esta ideología.
Julio Londoño Paredes, decano de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, pone en duda que, por primera vez, la izquierda llegue al poder en Colombia: “Depende qué sea la izquierda y qué se considere la izquierda porque en la historia política de Colombia hay muchos capítulos de gobiernos de izquierda… Puede ser que ahora esté más orientado al socialismo, pero de todas maneras hay una tendencia, en ese sentido».
“Lo que hemos visto en América Latina y lo que se ha visto en el mundo en general es la ley del péndulo, que frecuentemente se van de izquierda a derecha los regímenes y los estados”, dice Londoño Paredes.
Por su parte, Carolina Cepeda, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, explicó la VOA que no se puede “meter en la misma bolsa a un gobierno como el de Daniel Ortega en Nicaragua ya un gobierno como el de Gabriel Boric o Luis Arce. Creo que responde a modelos distintos, a necesidades distintas y pensarlos como si ocurre una sola cosa me parece que, además de peligroso, no nos dice mucho para efectos del análisis”.
Para ella, lo interesante es ver que muchos de estos gobiernos responden a una serie de “problemáticas y de necesidades sociales que llevan siglos sin resolverse en América Latina” y no se ve como tal “un afianzamiento de una nueva izquierda como si fuera algo homogéneo y como si fuera un gran proyecto de arriba hacia abajo, porque creo que más bien es todo lo contrario, es un proyecto de abajo hacia arriba, donde vemos que estos gobiernos triunfan y lo que tienen como antecedente inmediato, pues son oleadas fuertes de movilización social».
Para la profesora Cepeda, se debe tener en cuenta que el ambiente regional de ahora es diferente al del 2018, cuando ganó el presidente Duque: “Es un ambiente donde es difícil decir que todos están alineados a la derecha, todos están alineados a la izquierda , pero sí hay un resurgimiento o un retorno de algunos partidos de izquierda al poder”.
Incluso, Javier Corrales, profesor de Ciencias Políticas en el Universidad de Amhersten Massachusetts, Estados Unidos, dice que la situación actual, de gobierno de izquierda en el poder, es muy diferente a la del 2000 y 2010, porque estos gobiernos están llegando al poder con un margen muy pequeño, salvo en Bolivia y salvo en Chile: “No nos encontramos en la situación de la hegemonía de los países del alba, en que ganaban con muchos votos y consiguiendo una hegemonía política” y, por el contrario, tienen una fuerte oposición.
¿Similitudes con otros gobernantes?
Los analistas señalan que es muy temprano para hablar, en términos de gobierno, sobre las similitudes entre Petro y otros gobernantes de izquierda de la región.
Según Carolina Cepeda, se podrían hacer paralelos en el proceso electoral de los gobernantes. Por ejemplo, Petro gana en su tercer intento de llegar a la presidencia, un rasgo que comparte por ejemplo, con Luiz Inácio Lula da Silva, Andrés Manuel López Obrador y Evo Morales, quienes llegaron a la presidencia después de varios intentos de elección.
Con Evo Morales y el Partido Movimiento al Socialismo MAS, además, comparte la construcción social de abajo hacia arriba, dice la académica. Es decir, el gobierno de Morales, “por lo menos en su primera versión, es el gobierno de los movimientos sociales, que llega después de hacer unas alianzas importantes con movimiento campesino, movimiento cocalero, y vamos a ver que en Colombia ocurre algo un poco parecido, sin que tengamos un movimiento social tan fuertemente organizado, pero sí vamos a ver que, en la figura del pacto histórico, pues sí van a converger distintos actores”.
Para Corrales, en base a los manifiestos de campaña y su trayectoria política, se puede decir que Gustavo Petro viene de una izquierda dura, con cortes populistas, muy tolerante de los autoritarismos de izquierdas de América Latina, pero que su discurso ahora tiene tintes de moderación y modernización.
“¿A qué me refiero con moderación? Las críticas al capitalismo ya Estados Unidos han bajado un poco, las críticas a la institucionalidad de Colombia han bajado”, señala.
En cuanto a la modernización se refiere a que “es un ala importante de la izquierda moderna de Latinoamérica. Es muy feminista, muy a favor de los derechos de diversidad sexual, muy a favor de las utilizadas de las identidades y las minorías”.
Los analistas coinciden en que es un reconocimiento a la necesidad de hablar con otros países, más allá de las diferencias ideológicas que se pueden tener. “Creo que es indispensable… Las relaciones internacionales no se pueden personalizar… nosotros no nos podemos dar la espalda, cuando tenemos problemas comunes, necesidades de operación y por lo tanto se me hace perfectamente acertado”, dice Londoño.
“En el Gobierno, Duque intenta mantener cierto nivel de participación regional en organismos como Pro Sur, pero el Gobierno Duque cae en un error muy grave y es en que todo pase por Venezuela. Todo lo configura alrededor de atacar o de desconocer el gobierno de Nicolás Maduro y deja de lado otros asuntos de la región que son igualmente importantes”, explicó Cepeda. Para Londoño, “el señor Petro tiene una oportunidad importante, que es dejar el parroquialismo que se viene viviendo en todo el proceso de la campaña y convertirse en un estadista en el continente americano. Es una oportunidad y vamos a ver si la aprovecha”.
Por su parte, el profesor Corrales dice que, hoy en día, hay dos divisiones importantes: “Número uno es si las políticas van a ser de derecha o de izquierda, esa una. Pero la otra es si van a ser autoritarios o no. Entonces. Gustavo Petro va a tener que definirse en cuanto él va a defender las prácticas autoritarias o democráticas o no”. Él, como cualquier presidente, “estará dispuesto a ser incluyente de lo que sea, pero los países democráticos no tienen no obstante por qué ser tolerantes con los mecanismos que son perjudiciales a la democracia. Entonces, esto está por verso. Es una de las grandes incertidumbres con Gustavo Petro”, puntualiza el analista.
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