Los pasillos de las sedes centrales del Banco Mundial (FM) y Fondo Monetario Internacional (FMI) en el centro de Washington DC volvieron a experimentar el trajín con visitas de delegaciones de 188 países que se reúnen esta semana en la capital estadounidense para revisar las perspectiva economica y discutir las pautas para encarar los retos.
Este año la cita de Reuniones de Primavera adquiere carácter de urgencia ante la inflación que sigue en aumento en todo el mundo con un alza no vista en los últimos 40 años en las economías de países pobres y desarrollados.
La invasión de Rusia contra Ucrania echó por tierra proyecciones optimistas con las que comenzó 2022, cuando se espera el indetenible incremento inflacionario.
América Latina entró al ruedo de discusiones con advertencias sobre el bajo que crecimiento para este año -en promedio rondaría el 2.2 %-, uno de los indicadores más bajos del mundo, según las proyecciones configuradas del BM y del FMI.
Además de una pesada deuda soberana, que solo en 2021 sumó 53.000 millones de dólares entre algunos países de la región, caracterizados por ser “asimétricos” entre economías desarrolladas, emergentes y en desarrollo.
Hoy por hoy, el alza inflacionaria y el bajo crecimiento son las preocupaciones principales porque dado el contexto regional y global, los economistas aducen que es difícil establecer parámetros certeros para el corto y mediano plazo, dada la incertidumbre con los efectos adicionales que inyectó la guerra en Ucrania.
Entorno de alto riesgo
Para Tobias Adrian, director de Departamento de Mercados Monetarios y de Capital del FMI, el momento económico al que convergen la Junta de Gobernadores en los organismos multilaterales en esta primavera deja claro que hay “un entorno de alto riesgo”.
Como alentador -dice- es que las lecturas de los mercados, la producción, la inflación y otras variables indican que “por el momento no pronosticamos una recesión”, pero cada movimiento en las matrices económicas puede potenciar desatar “choques adversos a la actividad real ” y complicar el panorama.
“El desafío más importante en este momento es la inflación. La inflación está muy por encima del objetivo en la mayoría de los países del mundo, y los bancos centrales tienen que actuar mentalmente para que la inflación vuelva al objetivo (…) hay una expectativa gradual de que la inflación regrese a la meta en la mayoría de los países”, dijo Tobias Adrian el martes en la presentación del Informe de Estabilidad Financiera Global del FMI.
Desde el FMI tampoco descartan que la inflación se quede anclada e incluso siga al alza a mediano plazo, de ahí que recomienden a los bancos a “contrarrestar eso aguantando la política monetaria” y ralentizando la actividad económica para reducir la inflación.
¿Quiénes concurren a estas reuniones y con qué objetivos?
Según el Grupo Banco Mundial, las Reuniones de Primavera congregan a las autoridades de los bancos centrales de los países miembros, ministros de finanzas y de desarrollo, ejecutivos del sector privado y organizaciones de la sociedad civil, además de representantes del sector académico “para debatir temas que generan preocupación en todo el mundo”.
El evento que se inició el 18 de abril y concluye el domingo 24 incluye además una serie de eventos paralelos a las reuniones de entidades oficiales que van desde seminarios, conferencias y una serie de actividades centradas en la economía “el desarrollo internacional y el sistema financiero ”.
Estas reuniones -según los organismos financieros- son alternas; dos años consecutivos se realizan en Washington DC y al tercer año en un país miembro. Desde la fundación del Banco Mundial en julio de 1944, solo tres ciudades latinoamericanas han acogido el evento, el más reciente recayó el Lima, Perú, en 2015. Luego del desfase producido por la pandemia de COVID-19 Marruecos acojería la reunión en abril de 2023.
¿Debe preocuparse por la inflación en Latinoamérica en este momento?
Un informe presentado este martes titulado: La inflación, una amenaza creciente para los pobres y vulnerables de América Latina y el Caribe’ realizado por los economistas Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del BM para América Latina y su colega Robert Taliercio O’Brien, director regional de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del organismo multilateral revisa este fenómeno en la región.
Los economistas consideran como “preocupante” el impacto negativo de la inflación sobre los hogares más pobres, en especial en las áreas urbanas donde “dedican un porcentaje grande de su ingreso total para adquirir alimentos y otros recursos básicos”.
La canasta basica consumen en promedio el 40 % de los ingresos, y países como Perú, México, Brasil y Paraguay representan porcentajes todavía más altos.
“Estas alzas de los precios también contribuyen a una pérdida importante en el nivel de bienestar a través de mayores costos de transporte. Las personas en América Latina y el Caribe ven cómo el precio de los alimentos y los combustibles se dispara, mientras que los salarios en general permanecen por debajo de sus niveles prepandémicos”, apuntaron los expertos en el estudio.
Por su parte el economista Pierre-Olivier Gourinchas, del FMI, considera que la situación de inflación al alza con indicadores no vistos en cuatro décadas -tanto en economías desarrolladas como las de Estados Unidos y la Unión Europea, y en los países pobres- genera una doble preocupación, porque las proyecciones de crecimiento más altas serán en un promedio del 3,6 % hasta 2023.
Bajo este panorama no se podría descartar que al subir el costo de vida aumente también el descontento social y eventuales estallidos de violencia.
“En el contexto de mercados laborales ajustados, aumenta el riesgo de que las expectativas de inflación se alejen de las metas de inflación del banco central, lo que provocaría una respuesta de ajuste más agresión por parte de las autoridades. Además, los aumentos en los precios de los alimentos y los combustibles también pueden aumentar significativamente la perspectiva de disturbios sociales en los países más pobres”, explicó Gourinchas, en la presentación del informe Perspectivas de la economía global la tarde del martes en un foro del FMI.
¿Qué recomendaciones llegarán a los gobiernos de la región para amortizar el golpe inflacionario?
Los economistas de los organismos multilaterales tienen claro que los gobiernos de los países más pobres “deben incrementar la asistencia a través de programas de protección social correctamente focalizados”, tal como incrementó la experiencia para atender el COVID-19 y que atinó en “proteger a millones de latinoamericanos” de lo peor de la crisis.
Pero el uso de programas para aliviar el aumento del precio de los alimentos y carburantes para los más pobres debe ser congruente con “una buena gestión fiscal, dados los niveles más elevados de deuda pública en la región”, que se vio acrecentada tras la pandemia.
Países como Argentina lograron un acuerdo para el manejo de deuda con los organismos multilaterales, otros como El Salvador han reñido a los dictados del FMI en cuanto al uso del bitcóin, por ejemplo, lo que ha estancado negocios de un acuerdo de deuda del país centroamericano que superó el 80 % del Producto Interno Bruto (PIB).
El gobierno de Xiomara Castro en Honduras dijo en enero al tomar las riendas del ejecutivo que se aprestaría a «renegociar» la deuda pública, cuyos montos «imposibilitan» a su gestión para honrar los pagos.
“Francamente, no sabemos cuándo terminará el pico inflacionario real. No sabemos cuánto durará la guerra en Ucrania o qué tan rápido podemos esperar que entren en funcionamiento suministros alternativos de granos, combustibles y fertilizantes”, opinan Jaramillo y O’Brien.
Ante el nivel de incertidumbre se debe avanzar con una política de “enfoque flexible” de proteccion a los mas pobres mientras se ajustan los recursos fiscales, exponen.
Los tiempos turbulentos también presentan oportunidades por lo que los economistas alientan a la región a “encarar reformas a favor del crecimiento, que promuevan la inversión y generen los puestos de trabajo tan necesarios” para hacer de América Latina un lugar “más próspero eitario para todos”.
Un informe presentado a inicios del año por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) pronosticó aún más a la baja las proyecciones económicas para la región al 2,1 % a partir de varios indicadores clave en el desarrollo.
Según el informe, la región afronta este 2022 un período “muy complejo” por la persistente incertidumbre sobre la evolución de la pandemia, una progresiva desaceleración del crecimiento “se mantiene una baja inversión y productividad”, más una lenta del empleo, lo que en suma es una bomba de relojería con “efectos sociales provocados por la crisis”.
A eso se suman los desequilibrios fiscales de los países que cargan abultadas deudas con tenedores de bonos locales e internacionales, más la presión inflacionaria, todo apunta a enfrentar serios “desequilibrios financieros”.
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