Para la mayoría de nosotros, el cáncer es una palabra familiar, ya que puede afectar a un familiar, amigo, colega o animales domésticos, como perros o gatos.1. También somos conscientes de ese importante descubrimiento logrado gracias a la utilización de ratones, ratas o cerdos como modelos de cáncer2. Pero, ¿afecta el cáncer a otros organismos del reino animal?
¿Los animales salvajes como los leopardos, los caballos y los canguros contraen cáncer?
La investigación de animales que viven en su hábitat natural es un desafío, ya que es difícil identificarlos individualmente y seguirlos durante largos períodos. Los zoológicos representan una buena alternativa para esos estudios, ya que realizan un seguimiento de las actividades de los animales y, lo que es más importante, los registros médicos y la información de la necropsia. Tras la muerte de un animal del zoológico, los veterinarios lo examinan de forma rutinaria para determinar la causa de la muerte. Al observar cómo es el cuerpo del animal, pesar los órganos que pueden estar agrandados por el cáncer visible y mirar bajo el microscopio para ampliar áreas de diferentes órganos y tejidos, los veterinarios pueden evaluar si había tumores presentes. El Sistema Internacional de Información de Especies especies3603 registra datos del zoológico, incluidos hallazgos sobre organismos muertospara orientarse incidencia de cáncer en muchas especies.
Registro de muertes de animales de zoológico: aproximación a la incidencia de cáncer en especies silvestres
Para responder qué tan frecuente es el cáncer en animales de zoológico, los autores de un estudio reciente publicado en Nature 4 (acceso abierto), Orsolya Vincze y colegas analizó las bases de datos de los zoológicos al observar los informes de muerte que comprenden 110,148 mamíferos de 191 especies (Figura 1), incluidas las jirafas (artiodáctilo), leopardos (Carnívoros), ratones (Roedores) y osos hormigueros (pilosa). Evaluaron el riesgo de cáncer contando cuántos animales desarrollan tumores y dividiendo esa cantidad por la cantidad de animales analizados. Por ejemplo, 0% de riesgo de cáncer significa que ninguno de los animales examinados tuvo cáncer; 10% de riesgo de cáncer significa que para un grupo de 100, 10 animales analizados contrajeron cáncer; o 100% de riesgo de cáncer implica que todos los animales analizados contrajeron cáncer.
Alrededor una cuarta parte de las especies analizadasel blackbuck y la mara patagónica, el cáncer estuvo ausente o apenas se detectó. La mayoría de las especies tienen un riesgo de cáncer que va del 0% al 10%. El tasa de cáncer más alta fue encontrado en kowari: se observaron tumores en más de la mitad de los animales examinados.
Nutrición y riesgo de cáncer: ¿existe un vínculo en los mamíferos?
Después de clasificar a los animales en organismos relacionados (órdenes), los científicos observaron que rumiantesun subtipo de Artiodactyla, presentado menos lesiones cancerosas. Por el contrario, en Carnivora, se detectó la mayor cantidad de lesiones cancerosas (Figura 2). Una diferencia notable entre esos grupos de animales es su dieta. Las necesidades alimentarias de los rumiantes se derivan de las plantas, que se fermentan en un estómago especializado antes de la digestión. Esa es una diferencia esencial con respecto a los carnívoros, que adquieren su alimento a partir de productos animales, generalmente carne cruda.
En comparación con los rumiantes, los carnívoros tienen menos diversidad de microbiomas y, debido a su alto consumo de carne, pueden contraer más patógenos dañinos que pueden estar relacionados con el desarrollo del cáncer. Dado que esos hallazgos se encontraron en animales de zoológico, es posible que los carnívoros estén limitados a la cantidad y el tipo de ejercicio que harían en su hábitat salvaje.
Incidencia del cáncer, esperanza de vida y tamaño corporal
Uno esperaría que el cáncer sea más frecuente en animales grandes y longevos ya que esos organismos tienen más células. Así, uno pensaría que la probabilidad de que una célula pierda el control sobre su muerte y siga proliferando es mayor, lo que podría conducir fácilmente al cáncer. Las observaciones científicas han demostrado que este pensamiento no se sostiene y han denominado este evento como “La paradoja de Peto”5. De hecho, los hallazgos de este estudio proporcionan evidencia de que el riesgo de cáncer entre especies aumenta con la longevidady los animales de cuerpo grande tienen una menor tasa de riesgo de cáncer (figura 3). Esta paradoja sugiere que otros mecanismos tienen un mayor impacto que la cantidad de células y que debe haber diferentes formas de mejorar el control sobre las propias células potencialmente dañinas.
Investigación científica: observar, analizar y complementar otros estudios
La ciencia no depende de un solo equipo, es un trabajo en equipo múltiple y esta investigación lo ejemplifica. Es gratificante para la comunidad que el uso de Los datos generados y bien registrados proporcionados por los zoológicos ayudan a obtener una perspectiva animal más amplia sobre el cáncer.. Este estudio complementa a los anteriores y demuestra que el cáncer es un problema extendido entre los mamíferos, aunque afecta en diferentes porcentajes6.
La naturaleza ha venido lidiando con esta enfermedad de diferentes maneras, que pueden diferir según la especie.7. Conocer las razones subyacentes de la muerte de un animal puede ayudar mejorar las condiciones de manipulación y mantenimiento para esa especie. El conocimiento es una herramienta poderosa. Estudiar y comparar cómo son los rumiantes y los carnívoros y observar sus similitudes y diferencias puede resaltar los mecanismos de supresión del cáncer que se pueden extrapolar al tratamiento del cáncer humano.
Referencias
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- Schachtschneider, KM, Schwind, RM, Newson, J., Kinachtchouk, N., Rizko, M., Mendoza-Elias, N., Grippo, P., Principe, DR, Park, A., Overgaard, NH, Jungersen, G., García, KD, Maker, AV, Rund, LA, Ozer, H., Gaba, RC y Schook, LB (2017). El modelo de cáncer Oncopig: una plataforma innovadora de oncología traslacional de animales grandes. Fronteras en Oncología, 7. https://doi.org/10.3389/fonc.2017.00190
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- Vincze, O., Colchero, F., Lemaître, JF, Conde, DA, Pavard, S., Bieuville, M., Urrutia, AO, Ujvari, B., Boddy, AM, Maley, CC, Thomas, F., y Giraudeau, M. (2021). Riesgo de cáncer entre los mamíferos. Naturaleza, 601(7892), 263–267. https://doi.org/10.1038/s41586-021-04224-5
- Peto, R., Hiatt, HH, Watson, JD y Winsten, JA (1977). Orígenes del cáncer humano. por. Hiatt, HH, Watson, 3, 1403.
- Albuquerque, TAF, Drummond Do Val, L., Doherty, A. y de Magalhães, JP (2018). De los humanos a la hidra: patrones de cáncer en el árbol de la vida. Revisiones biológicas, 93 (3), 1715–1734. https://doi.org/10.1111/brv.12415
- Seluanov, A., Gladyshev, VN, Vijg, J. y Gorbunova, V. (2018). Mecanismos de resistencia al cáncer en mamíferos longevos. Nature Reviews Cáncer, 18(7), 433–441. https://doi.org/10.1038/s41568-018-0004-9
Ilustración destacada: Sofia Polcownuk