Cuando Colombia elija a su próximo presidente el domingo, la elección fundamental representará un golpe para la fuerza política dominante del país, ya que los votantes se han desilusionado cada vez más por la pobreza crónica, la desigualdad y la creciente inseguridad.
La dinámica política animadora de Colombia nació durante la presidencia popular de Álvaro Uribe, un conservador que dirigió el país de 2002 a 2010.
El líder de derecha ganó rápidamente buena voluntad generalizada como resultado de sus tácticas de mano dura en la lucha de Colombia contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, o FARC, una insurgencia de izquierda en el conflicto interno del país que duró décadas.
Los militares, bajo el mando de Uribe, efectivamente hicieron retroceder al grupo rebelde, reduciendo la violencia en la vida de muchos colombianos, especialmente en las ciudades.
Lo convirtió en uno de los políticos más poderosos del país y en un hacedor de reyes que podía impulsar a los candidatos al poder con su apoyo.
Pero el movimiento político del expresidente se ha visto empañado por la controversia, quizás más prominentemente por el escándalo del falso positivo en el que un tribunal de justicia de transición acusa al ejército colombiano de matar a más de 6.400 civiles entre 2002 y 2008. y haciéndolos pasar por combatientes enemigos para aumentar su número de bajas.
Si bien el escándalo nunca estuvo relacionado directamente con Uribe, muchos de sus asociados cercanos en el gobierno han sido vinculados al caso.
Ahora, con dos candidatos que han evitado el establecimiento político enfrentándose en una campaña codo con codo por la presidencia, el uribismo es una vez más un elemento clave de la contienda.
Pero esta vez, los candidatos están haciendo todo lo posible por distanciarse del exlíder.
Un candidato, Gustavo Petro, un izquierdista que alguna vez fue miembro de un grupo guerrillero urbano, ha llegado a representar una especie de polo opuesto de Uribe.
Su oponente, Rodolfo Hernández, un rico empresario que ha utilizado TikTok para ayudar a promover su campaña y cuenta con el respaldo de los conservadores, ha publicado una lista en Twitter que detalla 20 “diferencias que tengo con Uribe”.
Arlene Tickner, profesora de la Universidad del Rosario en Bogotá, dijo que “estar asociado con el uribismo se ha convertido en un lastre en esta elección”.
Uribe no ha respaldado a nadie en la carrera del domingo, aunque ha dicho que votar por Petro sería votar por el socialismo.
Muchos colombianos más jóvenes tienen poco conocimiento del mandato de Uribe y lo asocian más con los desafíos actuales del país.
Hilda Robles Camacho, de 22 años, quien se graduó de la universidad con un título en administración de la salud y aún no ha encontrado trabajo, dijo que culpa a Duque, y por extensión a Uribe, de muchos de los problemas de su país. Ella dijo que los miembros de la familia que alguna vez fueron leales partidarios de Uribe ahora han cambiado su respaldo a Petro.
“La gente se está despertando”, dijo la Sra. Robles Camacho. “Están viendo todo el mal que ha causado el uribismo”.