En 2022, la ONU registró un aumento del 53 % en el número de civiles asesinados en 12 conflictos armados, desde Sudán hasta Ucrania.
Aquí hay cinco razones por las que es imperativo fortalecer la protección de los civiles.
1. Minimizar el daño civil
Los conflictos armados resultan en muertes de civiles, lesiones y heridas psicológicas. En 2022, casi el 94 % de las víctimas de armas explosivas utilizadas en zonas pobladas eran civiles en 17 países y territorios afectados por conflictos.
Los conflictos conducen a la destrucción de viviendas, escuelas, centros de salud, instalaciones de agua y otras infraestructuras esenciales. Cuando la infraestructura crítica se destruye o daña, esto interrumpe los servicios esenciales como el agua, la electricidad y la atención médica, causando aún más sufrimiento. Las poblaciones huyen, sin poder regresar a casa durante años.
2. Prevenir y abordar el hambre y la hambruna
Los conflictos y la inseguridad fueron los impulsores más importantes de los altos niveles de inseguridad alimentaria aguda para alrededor de 117 millones de personas en 19 países y territorios en 2022.
Los cultivos fueron destruidos, el ganado robado, la tierra arruinada, los caminos bloqueados y los agricultores expulsados de sus campos. Se perdieron medios de subsistencia mientras que los precios de los alimentos aumentaron considerablemente.
3. Proteger a los grupos vulnerables
Las mujeres, los niños y las personas con discapacidad se ven afectados por los conflictos de diferentes maneras, y garantizar su protección es fundamental.
En 2022, las mujeres y las niñas representaron al menos el 95 % de las víctimas de violencia sexual documentada. Los niños fueron secuestrados, reclutados y utilizados en hostilidades y privados de educación. Las personas con discapacidad quedaron atrapadas en las hostilidades y no pudieron acceder a alimentos, agua, atención médica o asistencia humanitaria.
4. Garantizar el acceso seguro para los trabajadores humanitarios
Los trabajadores humanitarios enfrentaron muchos desafíos superpuestos en sus esfuerzos por llegar a las poblaciones más necesitadas.
Las hostilidades, los artefactos explosivos, los impedimentos burocráticos, las sanciones de los Estados y las medidas antiterroristas retrasaron o estancaron las actividades humanitarias, dejando a las personas sin los elementos esenciales que necesitan.
Además, se enfrentan a ataques en su contra. Los informes muestran que los trabajadores humanitarios han resultado muertos o heridos y se han enfrentado a otras amenazas, como saqueos y secuestros. La información errónea y la desinformación también han socavado la confianza y han creado riesgos de seguridad para los trabajadores humanitarios.
5. Prevenir el desplazamiento forzado y encontrar soluciones duraderas
El año pasado, el número de personas desplazadas por la fuerza debido al conflicto, la violencia, las violaciones de los derechos humanos y la persecución superó la alarmante cifra de 100 millones.
Incluso después de huir de la violencia, las personas seguían sin estar seguras. Enfrentaron más violencia, peligros explosivos y acceso limitado a servicios esenciales. Las personas desplazadas enfrentaron mayores dificultades para acceder a alimentos, dificultad que aumentó con el número de veces que fueron desplazadas.
¿Qué se debe hacer?
OCAH dice que se deben mejorar las medidas de protección y ha subrayado la necesidad de que todos los Estados y partes en conflicto incorporen el derecho internacional humanitario en su legislación, manuales militares y entrenamiento.
También deben adoptar protecciones específicas para personas vulnerables, como niños y personas con discapacidad, y deben adherirse a la nueva Declaración Política sobre Armas Explosivas en Áreas Pobladas.
Pidiendo a los Estados que garanticen el acceso humanitario sin obstáculos y la protección de todos los trabajadores y suministros humanitarios, OCHA dijo que también deben garantizar que sus sanciones y medidas antiterroristas no afecten negativamente la entrega de asistencia.
La Semana de la Protección de Civiles es una plataforma para traer las voces de las víctimas del conflicto armado a Nueva York y escuchar activamente lo que tienen que decir y necesitan, brindando una oportunidad para forjar conexiones y compartir conocimientos y soluciones.
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