– ¿En esa casa vive el presidente?, murmura una mujer morena, mientras mira con detenimiento la Casa de Nariño.
– Sí, ahí vive el presidente. Linda, ¿no?, le responde otra mujer que la acompaña.
– Sí, pero me gusta más ese edificio de allá, ¿cómo se llamará?, contesta, mientras con su dedo índice señala el Colegio Mayor de San Bartolomé, uno de los más antiguos de Colombia.
Así, curiosos y expectantes caminan y murmuran los visitantes por la Plaza Nariño, en Bogotá. Aunque parece un parque más del centro de la capital colombiana, ha sido testigo de importantes acontecimientos históricos en el país y ahora se ha convertido en el lugar de encuentro para ciudadanos de ‘a pie’.
Ubicada entre la residencia presidencial en Colombia, la Casa de Nariño y el Congreso, había estado cerrado, en medio del conflicto que había vivido el país por medio siglo, por razones de seguridad. Después de 20 años, fue abierta al público por orden del gobierno del presidente Gustavo Petro.
“Abierta al público ya su libre tránsito la plazoleta Núñez y el parque entre la carrera séptima y octava. Este paseo peatonal será un hermoso recorrido para distensionarse. El espacio público siempre es un espacio democrático y aumenta la calidad de vida”, escribió el mandatario, el 11 de agosto, a través de su cuenta de Twitter.
La razón: la nueva administración quiere demostrar que “es un gobierno del pueblo y de puertas abiertas”, indica otro tuit del Departamento Administrativo de la Presidencia.
Se trata de “una buena jugada del gobierno Petro para entender que la presidencia y el poder está más abierto al pueblo, cada vez más”, opina Juan Esteban Moreno, un estudiante de jurisprudencia que, aunque conocía la plaza, no había podido admirar la belleza del lugar y afirma que es “excelente que la hayan abierto”.
No obstante, aunque para algunos era desconocido, se sintieron complacidos con la buena noticia.
Por ejemplo, Julián David Salazar, un politólogo de 23 años, confiesa que desconocía completamente su nombre y ubicación, pero ahora la visita recurrentemente para desestresarse del trabajo, pues le parece “un espacio interesante, muy bien cuidado”.
“Más allá de todo esto, es un espacio para poder retomar los espacios de la ciudadanía, que hacen parte del patrimonio cultural de la nación. Un espacio muy bonito, paralelo al de la Plaza de Bolívar”, dijo el ciudadano a la Voz de América.
Una opinión que comparte la profesora en historia María Alejandra López, pues dice que le encanta ver cómo la gente disfruta, “se siente parte de todo esto, que en realidad es de todos los colombianos y las colombianas”.
Aunque desconocía de qué se trataron, le ha sorprendido ver a curiosos de todas las edades: “Hay un colegio que vi por ahí que vino como a dar una vuelta, entonces como que las personas adultas, los niños, hay perros por ahí… Todos venimos como a ver de qué se trata este nuevo espacio. Además, que es súper verde y todo el alrededor es súper bonito”, afirmó a la VOA la mujer de 30 años.
la historia
La plaza recibe su nombre en honor a Rafael Núñez, presidente de Colombia en cuatro ocasiones (entre 1880 y 1894). Él, inmortalizado en la plaza, a través de una estatua -que llegó en 1960- y que mira reflexiva hacia el Capitolio Nacional, fue además, prócer de la independencia, autor de la letra del himno colombiano. padre de la constitución de 1886 y traductor de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
Alrededor de la plaza, yacen emblemáticas instituciones y museos de Colombia que ahora se pueden ver de cerca.
Si vemos de frente la Casa de Nariño, a la derecha, sobre la carrera octava, se encuentra la torre del Observatorio Astronómico, construida por el médico y botánico José Celestino Mutis, entre 1802 y 1803, declarado monumento nacional de Colombia. Muy cerca está la sede del Ministerio de Cultura, y justo al lado, el antiguo templo, hoy museo de Santa Clara, construido entre 1619 y 1647.
En frente de la casa presidencial está el Capitolio Nacional, la más importante edificación civil construida entre los siglos XIX y XX y sede del Congreso de la República. Muy cerca está el Colegio Mayor de San Bartolomé, uno de los más antiguos de Colombia, pues se construyó en 1604 y abrió sus puertas al año siguiente.
Y el recorrido de 360 grados lo cierra el edificio nuevo del Congreso, construido en el 2006, donde se encuentran oficinas de varios legisladores. Una curiosidad: debajo de la Plaza Núñez, se construyó un túnel que comunica un extremo del Capitolio con este edificio.
La plaza, además, ha sido testigo del surgimiento de la Constitución de 1991 y del cambio de 27 gobiernos de Colombia, pues es, a través de este pasaje, por donde ingresaron los nuevos jefes de estado, cada cuatro años, a la residencia presidencial .
El plan
Grandes, bajitos, gordos, flacos, jóvenes, ancianos, nacionales, extranjeros. Todos llegan a las plazas a curiosear, a aprender, a tomar un respiro, a caminar, a tomar fotos, a reencontrarse, a comer o, incluso, ¿por qué no? A pedir matrimonio, tal como lo hizo la semana pasada una fotógrafa, exguerrillera y firmante del acuerdo de paz, cuando sacó el anillo en medio de la plaza, arrodillada frente a su novia, según un video que se hizo viral en redes sociales.
Y es que la plaza -patio o plazoleta, como le llaman algunos-, se presta para todo. Sus hermosos jardines que combinan con las edificaciones coloniales ahora son testigos, no solo de acontecimientos históricos, sino de turistas que llegan expectantes con sus guías; trabajadores y estudiantes, que pasan por allí para hacer una breve pausa, de familias enteras que llegan para disfrutar de un fin de semana diferente. Parejas que se toman fotos o amigos que solo quieren charlar.
Incluso, de solitarios que prefieren caminar, admirar el paisaje y meditar, como el estudiante de derecho, Óscar Iván Torres, quien dijo a la VOA que “todos los colombianos deberíamos tener la oportunidad de venir a disfrutar y visir estos espacios que son de la comunidad… La había visto de lejos, pero no había tenido la oportunidad de entrar y, bueno, uno viene, admira los monumentos, este sol que esta genial para tomarse fotos. Estar con los amigos me parece súper chévere”.
También hay quienes llegaron a ver, con asombro y admiración, el cambio de Guardia presidencial en la Casa de Nariño, que se realiza los miércoles, viernes y domingos.
En fin, los planes son infinitos y acceder a ellos solo toma uno par de minutos, pues para acceder a la plaza -la cual abre todos los días desde las 6 de la mañana- basta con permitir una requisa de seguridad a la entrada. Eso sí… no olvidé llevar a cabo su cámara, cualquier rincón un gran escenario para inmortalizar un buen recuerdo de este histórico lugar.
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