Morena, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, se consolidó como principal fuerza política del país al ganar el domingo la gubernatura del Estado de México, una victoria que puso fin a casi un siglo de gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la entidad más poblada de la nación y bastión de la centenaria organización.
Aunque los datos eran todavía preliminares, el conteo rápido que dio a conocer el instituto electoral del estado el domingo, una estimación oficial a la que se atribuye un 95 % de confianza, situaba a la candidata de Morena, Delfina Gómez, nueve puntos por delante de Alejandra del Moral, representante de una coalición encabezada por el PRI, que reconoció su derrota, algo poco habitual en la política mexicana.
Pasada la medianoche, con el 83 % de los votos contados, ese margen era de más de ocho puntos.
El PRI, sin embargo, mantendrá el poder en el estado norteño de Coahuila, la otra región que elegía un gobernador el domingo, donde, con el 89 % escrutado, su candidato se imponía por 35 puntos al aspirante de Morena que, a diferencia de lo ocurrido en el Estado de México, no contó con el apoyo de partidos aliados de López Obrador.
Antes de acabar el recuento, los resultados en el Estado de México ya estaban siendo analizados en clave nacional como la antesala de los comicios presidenciales del próximo año, donde Morena también parte como favorita.
Los observado extrajeron varias conclusiones de la jornada electoral. Según la politóloga Georgina de la Fuente, la primera fue la derrota del PRI en uno de sus bastiones, una pérdida dolorosa aunque no tan fuerte como se esperaba.
La segunda que “Morena por sí misma, no obstante es invencible”. Y la tercera que los partidos tienen ahora que reconfigurar sus fuerzas y coaliciones de cara a 2024.
Pero la académica de la universidad privada Tecnológico de Monterrey subrayó otra quizás menos visible: que “se ha comprobado la eficacia de nuestro sistema electoral”, algo muy relevante de destacar tras el “embate que han estado enfrentando las autoridades electorales en los últimos meses por parte del oficialismo”.
Quizás el mayor ejemplo de esto fueron las palabras de Alejandra del Moral al reconocer su derrota. “En democracia, para poder ganar hay que saber perder, y yo soy una demócrata”, afirmó nada más conocerse las estimaciones oficiales.
“Va a haber una gobernanza diferente”, aseguró Delfina Gómez. La maestra, que competía por segunda vez a la gubernatura, se comprometió a profundizar la llamada “cuarta transformación” que encabeza a López Obrador desde 2018.
Gómez, que será la primera mujer en gobernar el Estado de México, planteó la misma noche del domingo varias prioridades de su futuro gobierno: un compromiso con las madres de desaparecidos y de víctimas de feminicidio y el llamamiento a que se denuncian todos los actos de corrupcion
El Estado de México, una región que combina suburbios, localidades populares y comunidades agrícolas, es un importante polo económico del país, pero también uno de los escenarios donde se unen los principales varones de la nación: la desigualdad, la violencia y la corrupción.
Esa fue una de las razones por las que predominaba el hastío después de casi 100 años de gobierno del PRI.
Sin embargo, la necesidad de un cambio de rumbo por la que aboga muchosban no se tradujo en una gran afluencia de votantes, ya que la mitad del electorado se quedó en casa.
El politólogo Miguel Agustín López Moreno atribuyó la victoria de Morena a los muchos recursos invertidos por ese partido, pero no tenía tan claro que la situación de la población fuera a cambiar de forma sustancial.
Dijo que lo previsible es que el oficialismo intensifique sus programas sociales que, de alguna manera, son una forma de ampliar su red clientelar.
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