Nunca he puesto un disco porque quisiera pensar en el asedio de Viena. Nunca he cerrado los ojos y he pensado en Kahlenberg, la montaña, y he sabido que los otomanos se acercaban. Nunca he puesto un disco porque quisiera pensar en la obra de Henry James. Vuelta de tuercaNo sé por qué alguien pone un disco. Sé que la música suele sonar muy bien cuando estás enamorado, y esa es una buena razón para poner un disco. Además, la música suele sonar muy bien cuando estás triste y cuando estás de duelo, y esa es una muy buena razón para poner un disco. En su segundo álbum, Para cada par de ojosJ. Mamana analiza el asedio de Viena. También analiza el dolor. Es un disco frustrante y hermoso.
La música de Mamana atrae a un público aficionado a los libros. Te pide que tal vez ya te gusten Mahler y Bartók. Implica que quizás te suscribas a la revista literaria n+1donde encontrarás un anuncio del álbum de Mamana en las páginas del nuevo número. (Quizás ya hayas leído su n+1 ensayo (del año pasado, sobre la compositora etíope Emahoy Tsege Mariam Gebru.) Es complicado ser tan expresamente referencial en la música sin resultar aburrido. “It’s Bastille Day” de Mamana, que trata sobre el Día de la Bastilla, incluye una mención del nombre de Françoise Hollande particularmente discordante que no termina de dar resultado. Para cada par de ojos No es precisamente una canción fácil de escuchar. Exige que te concentres y prestes atención a cómo todo se arremolina. De alguna manera, más o menos lo logra.
Como quedó claro en su último disco, Nada nuevo en Occidente, Mamana se siente más cómodo escribiendo canciones extraordinariamente conceptuales, algunas de las cuales están en deuda con Beethoven. Pero su trabajo también está en gran diálogo con los compositores de indie pop barroco Koenig y Longstreth. A diferencia de Longstreth, que escribió una canción pop sexy sobre Duendeso Koenig, quien escribió uno sobre Comiendo falafelMamana está arraigado en el barroco. Escribe música impenetrable que tiene raíces profundas en la Cábala y también en la comida rápida. En “New America”, sitúa a los Reyes Magos y a Belsasar cerca de un Wendy’s. Es como una canción de Van Dyke Parks, ridículamente ornamentada, exactamente lo que querrías escuchar mientras montas en un caballo de palo de dibujos animados por Camelot.