El Doctor Jarbas Barbosa, nuevo director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), aseguró tajante que “la pandemia no ha terminado”.
Cifras actuales del organismo dan cuenta de más de 300.000 nuevas infecciones y más de 3.300 muertes por COVID-19 en tan solo 24 horas en la región de las Américas. Si bien se ha salido de la fase más aguda de la emergencia, no se puede decir que la pandemia tiene punto final.
«El virus sigue en circulación», señala Barbosa, por lo que «hay que fortalecer la vigilancia» para identificarse inmediatamente si aparece una nueva variante.
La vigilancia y monitoreo acucioso son de las herramientas más importantes. Los organismos de seguridad sanitaria establecen protocolos de respuesta, pero cada país debe tener los datos actualizados para identificar un aumento de casos, y así poder controlar los brotes de forma adecuada.
Otro punto de relevancia es la vacunación a tiempo y cumplir con los patrones de refuerzo, ya que las vacunas tienen un tiempo de protección limitado y el cuerpo necesita fortalecer su plantilla de pruebas.
“Hay mucha desinformación. Algunas personas creen que porque ya tuvieron la COVID no necesitan tomar el refuerzo, y eso no es verdad”, aclara Barbosa.
Durante los casi tres años que han transcurrido desde la declaratoria de la pandemia de COVID-19, los organismos de salud pública han enfatizado las carencias en los sistemas de salud de los países. El continente americano ha sido catalogado como el más cantidad golpeado, al tener una gran cantidad de casos sin la capacidad de control y solución pertinente.
Entre las huellas de la emergencia provocada por el coronavirus se cuentan “muchos impactos negativos sobre programas prioritarios de salud pública. Niños dejaron de vacunarse, mujeres dejaron de hacerse sus exámenes preventivos para cáncer, personas con diabetes e hipertensión no tuvieron acceso a los medicamentos o perdieron sus citas de control; por lo que hay que avanzar mucho en la recuperación”, señala el director de la OPS.
La organización apostó por un sistema de recuperación pospandemia lo suficientemente estratégica como para que “podamos estar mejor que antes”. Si bien es la Organización Mundial de la Salud el ente a cargo de evaluar y decretar el fin de la pandemia y los programas de emergencia, Barbosa considera que hay que trabajar con tiempo en los sistemas sanitarios, campañas de información y regulación de protocolos de asistencia para evitar complicaciones mayores en un futuro, sobre todo por una cantidad de enfermedades que aumenten debido a la falta de atención durante estos años.
“La idea es que los países de la región puedan recibir nuevas estrategias y tecnologías y transformar proyectos demostrativos que tenemos en la región en políticas implementadas en todos los sistemas de salud de atención primaria. Eso puede impulsar los objetivos que tenemos de desarrollo sostenible”, añadió.
Países vulnerables y movilidad regional
“Los países que más preocupan son los que tienen más fragilidad”, señala Barbosa. Y en esta área, Haití enciende las alarmas. El país vive una emergencia política desde hace más de un año, tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse, una crisis social profunda después del terremoto de agosto de 2022 y, más recientemente, una crisis sanitaria que se declaró en octubre del año pasado, cuando se produjo un importante brote de cólera que, al día de hoy, reporta más de 24.000 casos en todo el país.
“Mantenemos una vigilancia continua y apoyamos a todos los países, pero aquellos [países] con sistema de salud más débil son los que tenemos más preocupación, porque si ahí tenemos una nueva variante, la capacidad de respuesta no es tan fuerte como en otros países”, explicó Barbosa.
El director de la OPS informó además que el proceso de vacunación en Haití está en camino, un proceso que incluye distribución y aplicación de la misma. Las vacunas contra el cólera salen de una reserva estratégica que se usó hace cuatro años y se obtuvieron buenos resultados con este inóculo.
“El cólera, si es detectado temprano y con los cuidados adecuados, podemos reducir mucho la mortalidad. El problema es cuando el sistema de salud no está organizado para hacer el diagnóstico y hacer el tratamiento, eso puede ser un riesgo para el paciente”, puntualizó.
Y a la vulnerabilidad de ciertos países se suma la movilidad humana. América Latina es un territorio que sufre grandes impactos por este tema. El éxodo de venezolanos estableció un hito histórico que no sólo afectó a nivel político y económico, sino que funcionó un rompimiento en el flujo regular de los sistemas sanitarios.
“Algunos países como Colombia, Perú, Ecuador, tenemos todo el problema de la migración de Centroamérica con condiciones inadecuadas. Muchas veces esas personas durante la migración y cuando llegan para donde van, no tienen acceso completo a los sistemas de salud”, recalcó Barbosa, y explicó que hace cuatro años se estableció un documento para garantizar los servicios básicos de los migrantes en materia de salud y para identificar las medidas completas que se pueden establecer en los países receptores.
Un avance en el control de enfermedades tropicales
Enfermedades como el Dengue, Chikunguya y Zika, transmitidas por el mosquito Aedes Aegypti son el tipo de patologías tropicales que cada año regresan a prácticamente, todos los países del continente. La falta de acceso a agua corriente, lo que provoca la necesidad de almacenamiento, y fallas en el sistema de fumigación para acabar con el mosquito son algunas de las trabas en el combate.
“La OPS apoya mucho a los países con guías, técnicos, con información, con protocolos para perfeccionar los problemas de control de vectores”, afirmó Barbosa.
Entre los programas de combate, se han implementado nuevas tecnologías que podrían marcar la diferencia, entre ellas un proceso de infección del mosquito con una bacteria que no afecta a los humanos pero que le resta al transmisor la capacidad de contaminación con el virus del Dengue y “quizás con los otros virus también”. Un cambio revolucionario que está en estudio, al igual que una vacuna, dijo.
En sus 120 años, la OPS afirma que se verá en la recuperación de los sistemas sanitarios, a la par de trabajar en un mejor entendimiento de lo que significa la prevención y el cuidado diario para evitar emergencias futuras.
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