A pesar de que la mayoría de las medidas contra el COVID-19 se han relajado, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierte que los gobiernos de la región deben enfocarse en “la protección de los más vulnerables, como los adultos mayores, los inmunodeprimidos, los trabajadores de la salud y otros grupos de alto riesgo” ante un eventual aumento de casos positivos en las Américas.
El subdirector de la OPS, Jarbas Barbosa, dijo que a pesar de que los contagios y las muertes por coronavirus han disminuido, el organismo sanitario considera que aún “se registran demasiados casos”, lo que supone “un claro indicio de que la transmisión aún no está controlado”.
En la última semana, los positivos al COVID-19 en las Américas alcanzaron los 901.000, lo que representa “una disminución del 19% con respecto a la semana anterior”. “Las muertes disminuyeron un 18,4%, hasta las 15.523.y todas las subregiones registraron descensos, desde un 6,9% en el Caribe hasta un 27,9% en Centroamérica”.
Según datos oficiales, en estos dos años de pandemia se han contabilizado 149 millones de casos y 2,6 millones de personas han perdido la vida a consecuencia del virus. El responsable de la OPS advierte que el aumento de infecciones “debería servir como una advertencia para las Américas”.
Los casos han llegado a un 28,9% en la región del Pacífico occidental, un 12,3% en la región africana y cerca de un 2% en Europa.
“El virus nos pone a todos en riesgo. Por eso debemos seguir esforzándonos para cerrar la brecha de equidad y proteger a los más vulnerables con las vacunas contra la COVID-19”, manifestó Barbosa durante la conferencia de prensa semanal para abordar la situación de la pandemia en el continente americano.
La mayor preocupación de las autoridades sanitarias es seguir impulsando políticas de vacunación para alcanzar el objetivo del 70% de la población inoculada, tal y como marca la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Muchos países y territorios están en vías de cumplir con eso, ocho ya han vacunado a más del 80% de su población, aunque 21 aún no han vacunado a la mitad de su población”, señalan desde la OPS.
“Todavía tenemos mucho trabajo por delante para mejorar nuestra capacidad de resiliencia a la COVID-19”, manifestó.
Pese a eso, los funcionarios de la OPS han expresado su preocupación porque, a pesar de que se han centrado muchos esfuerzos en la vacunación contra el coronavirus, ha habido “un retroceso de décadas en los programas de inmunización de rutina, con una cobertura contra la poliomielitis y el sarampión que ha caído a niveles de 1994”.
“La COVID-19 nos apagará, una vez más, que las vacunas son la herramienta más importante para controlar las enfermedades infecciosas y salvar vidas. Sin embargo, en solo dos años, hemos retrocedido casi tres décadas de progreso en materia de polio y sarampión”, expuso.
Además, las inmunizaciones para la difteria y la fiebre amarilla también han disminuido. Esa situación, alertan a los expertos, supone una amenaza ya que estas enfermedades podrían “resurgir a menos que los países tomen medidas urgentes”.
“La vacunación de niñas y adolescentes contra el virus del papiloma humano (VPH), que previene el cáncer de cuello de útero, también se ha estancado en toda la región debido a las interrupciones en las escuelas”, explica.
Ante esta situación, desde la OPS hacen un llamado a todas las administraciones regionales para poner en marcha “un fuerte liderazgo político y técnico a nivel nacional y local para aumentar la cobertura de vacunación de rutina” y “aprovechar los esfuerzos de la vacunación contra el COVID-19 para desplegar rápidamente otras vacunas esenciales, incluida la vacuna contra la gripe”.
“No podemos perder tiempo. Tenemos la experiencia, las herramientas y los conocimientos para ponernos al día con las vacunaciones, prevenir enfermedades y proteger a nuestras familias hoy y en el futuro”, concluyó Barbosa.
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