Docenas de cuerpos carbonizados fueron enterrados en fosas comunes el martes en el estado de Imo en Nigeria mientras el hedor de la carne en descomposición flotaba en el aire después de que más de 100 personas murieran durante una explosión el fin de semana en una refinería de petróleo ilegal.
Un grupo de hombres, algunos con el torso desnudo y sin zapatos, usaron palas para cavar tres tumbas en el lugar de la explosión, un espacio abierto pantanoso rodeado de autos incendiados y palmeras.
Antes del entierro, dos funcionarios de salud locales fumigaron el sitio y el área circundante.
Con solo plástico y chanclas cubriendo sus pies, los hombres usaron camillas improvisadas para arrojar cuerpos en tumbas poco profundas, que rápidamente se llenaron de agua. No se utilizaron bolsas para cadáveres.
“Por la explosión aquí no se pueden identificar los cadáveres. Su excelencia, el gobernador nos ordenó que nos aseguráramos de enterrar a aquellos que no pueden ser identificados por sus familiares”, dijo Marcel Amadioha, presidente del área de gobierno local Ohaji-Egbema del estado de Imo.
Amadioha dijo que algunos familiares lograron reclamar algunos cuerpos y se los llevaron para enterrarlos, pero más de 50 no fueron reclamados.
Ezechukwe Eze, un jefe local, vertió ginebra en el suelo, diciendo que esto tenía como objetivo apaciguar a los dioses de la tierra y prevenir futuros desastres.
Tras la explosión, la peor desde octubre, el presidente Muhammadu Buhari dijo que intensificaría la represión de las refinerías ilegales, algo que los gobiernos anteriores han hecho con poco éxito.
El desempleo y la pobreza en el delta del Níger, productor de petróleo, significan que miles de nigerianos continúan viendo la refinación ilegal como un medio de supervivencia económica, pero a menudo con consecuencias mortales. El petróleo crudo se extrae de una red de oleoductos propiedad de las principales compañías petroleras y se refina en tanques improvisados.
El proceso ha provocado accidentes fatales y ha contaminado una región que ya ha sido asolada por derrames de petróleo en tierras de cultivo, arroyos y lagunas durante décadas.
Los funcionarios del gobierno estiman que Nigeria, el mayor productor y exportador de petróleo de África, pierde un promedio de 200.000 barriles de petróleo por día, más del 10% de la producción, debido al robo o vandalismo de los oleoductos.