Los ministros de Defensa de Cuba y Rusia discutieron esta semana en una reunión en Moscú el desarrollo de proyectos «técnicos militares» conjuntos, según información medios de comunicación y el Ministerio de Defensa de Rusia, pocos días después de una breve rebelión del grupo mercenario ruso Wagner que puso en dudas el control real bajo el liderazgo de Vladimir Putin.
Cuba y Rusia son aliados políticos de larga data. Ambos están sujetos a sanciones de Estados Unidos y en los últimos meses han sospechado los lazos económicos, facilitando el comercio y la inversión para eludir esas restricciones, a la que en el caso del gobierno de La Habana le achacan la mayoría de sus problemas.
Por su lado, el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, dijo que esta semana extendería esa cooperación a los militares del país, según reseña el medio estatal cubano Prensa Latina.
«La composición de su numerosa delegación atestigua la disposición de Cuba para discutir una amplia gama de temas en el ámbito militar y técnico-militar», dijo Shoigu, de acuerdo con el informe. «Propongo discutir en detalle todos los proyectos de cooperación existentes y prometedores en el campo militar».
La destitución de Shoigu había sido una de las principales demandas de los amotinados encabezados por el líder mercenario ruso Yevgeny Prigozhin durante el fin de semana.
El ministro de Defensa de Cuba, Álvaro López, dijo que La Habana rechazó las sanciones impuestas a Rusia por Estados Unidos y reiteró la posición de Cuba de que los deseos de Estados Unidos de expandir la OTAN habían forzado la mano de Rusia en Ucrania, según un comunicado militar ruso.
«La historia exigirá responsabilidad a Estados Unidos por las consecuencias de su doctrina militar agresión más allá de las fronteras de la OTAN, que amenaza la paz, la seguridad y la estabilidad internacional», dijo López de acuerdo con el texto militar ruso.
La reunión se produjo pocos días después de que Estados Unidos dijera que tuviera «profundas sospechas» sobre las militares y de inteligencia chinas en Cuba después de que el Wall Street Journal informara que Beijing estaba planeando una base de espionaje y nuevas instalaciones de entrenamiento militar en la isla.
Cuba ha negado esas acusaciones, alegando falta de pruebas, y sostiene que la única incursión militar en la isla comunista es una base militar «ilegal» operada por Estados Unidos en Guantánamo.
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