La activista local Norma Andrade, que recientemente estuvo en la Oficina de la ONU en Ginebra para crear conciencia sobre el feminicidio, conoce el problema de primera mano. Su propia hija, Lilia Alejandra, fue asesinada en esa misma ciudad en 2001.
“Como lo resumiría mi nieta: valemos un maní, lo que en otras palabras significa que una mujer es simplemente desechable”, dijo Noticias ONU.
“Un día ella estaba trabajando en una fábrica, al día siguiente desapareció, al siguiente la encuentran muerta, mientras otra persona ya la reemplazó en el trabajo, así que [her death] Sólo es importante para su familia, no para la sociedad, ni para el gobierno, y mucho menos para las autoridades o la empresa”, explicó.
La impunidad está rampante
Según Andrade, el hecho de que Juárez sea un paso fronterizo clave con Estados Unidos contribuye a la falta de arraigo comunitario, lo que deshumaniza a la población y dificulta la lucha contra el delito de feminicidio.
Pero el problema no se limita ahí. En todo México, alrededor de 10 mujeres y niñas son asesinadas cada día a manos de sus parejas íntimas u otros familiares, según datos del Gobierno.
Desde 2001, año en que Lilia Alejandra fue asesinada, 50.000 mujeres han sido asesinadas, mientras que la tasa de impunidad supera el 95 por ciento.
Además, sólo el dos por ciento de los casos terminan en una sentencia penal y sólo una de cada diez víctimas se atreve a denunciar a su agresor.
no hay justicia
La Sra. Andrade ha sobrevivido a dos intentos de asesinato en los 23 años transcurridos desde que se descubrió el cuerpo de su hija, mientras continúa su búsqueda de justicia.
“En México el creciente número de desapariciones es real, pero este auge del crimen organizado y del narcotráfico ha borrado lo que les está pasando a las mujeres, no es que haya dejado de suceder, sino que se está invisibilizando…”, afirmó.
Aunque la violencia contra las mujeres está aumentando, su visibilidad está disminuyendo – activista local Norma Andrade
Hablando de la falta de justicia, dijo que incluso cuando se encuentran los restos óseos de una joven desaparecida, es un “logro” ya que da un cierre a sus familias. «Les da un lugar al que ir y llorar a su hija», añadió.
Desde la desaparición de su hija, la señora Andrade ha estado luchando por justicia.
“Recientemente, un perito me hizo ver una realidad que no había visto en los últimos 23 años, una que no quería aceptar: tal vez no encuentre justicia para Alejandra. O al menos no la justicia legal que yo quiero y que meta a los agresores de Alejandra en la cárcel”, subrayó.
Su caso fue trasladado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ubicada en Costa Rica, en diciembre de 2023.
Justicia simbólica
“Quizás podamos encontrar justicia moral o simbólica”, dijo Andrade, “porque en el momento en que el Estado mexicano reciba una sentencia penal […] reconoce públicamente que no protegió a Alejandra, ni a todas las Alejandras del país, ni a todos esos niños que quedaron huérfanos cuando sus madres fueron asesinadas; y eso aliviaría en cierta medida la falta de justicia jurídica”.
Culpando a la falta de voluntad política, Andrade, quien también es cofundadora de una asociación sin fines de lucro de madres de hijas víctimas de feminicidio en Ciudad Juárez, agregó que son las madres las que “nadan contra corriente”.
Apoyadas por otras mujeres, académicas, feministas y la sociedad civil, son ellas “las que deben ir, protestar y alzar la voz para ser tomadas en cuenta”, afirmó.
En los últimos años, los crímenes han provocado varias oleadas de protestas y han colocado la violencia de género en lo más alto de la agenda política de México.
Manteniendo el tema de feminicidio ser el centro de atención y hacer que la información esté disponible y sea accesible para las mujeres, es clave para responsabilizar a las autoridades y prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas.
Desde 2011, ONU Mujeres, en asociación con instituciones estatales clave, ha estudios periódicos publicados analizando los alcances, tendencias, características del feminicidio en el país.
‘Míranos’
La señora Andrade protagoniza el documental Norma, en busca de justicia dirigida por la periodista francesa Brigitte Leoni y proyectada en Ginebra en vísperas del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 25 de noviembre.
Espera que el documental dé más visibilidad a los casos de desapariciones, señalando que “este auge del crimen organizado ha provocado que la gente huya, cruce a Estados Unidos, y el narcotráfico ha invisibilizado lo que les sucede a las mujeres”.
Hablando en Ginebra, sede de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Noticias ONU preguntó a la Sra. Andrade qué mensaje le gustaría compartir con los expertos en derechos.
“Míranos, mira a las madres. Vengan aquí y vean a las familias y no se queden sólo con la imagen que el gobierno da al mundo exterior”, dijo.
El feminicidio trasciende fronteras
La violencia contra las mujeres es una crisis global, según un informe deONU Mujeresy la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), publicado en el Día Internacional.
La conmemoración marca el inicio de la 16 días de activismo contra la violencia de génerouna campaña anual que se extenderá hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
Los datos regionales muestran que el feminicidio trasciende fronteras, niveles socioeconómicos y culturas, pero su gravedad varía.
África registró las tasas más altas de feminicidios relacionados con la pareja y la familia, con 21.700 mujeres asesinadas en 2023, seguida de América y Oceanía.
En Europa, el 64 por ciento de las víctimas fueron asesinadas por sus parejas íntimas; en las Américas, fue del 58 por ciento.
En cambio, las mujeres de África y Asia tenían más probabilidades de ser asesinadas por miembros de su familia que por sus parejas.
El informe reveló que en todo el mundo, 140 mujeres y niñas murieron cada día a manos de su pareja o un pariente cercano en 2023: una mujer asesinada cada 10 minutos.