México anunció que los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden convinieron en una llamada telefónica que una delegación de alto nivel encabezada por la secretaría de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, y el secretario de Marina, José Rafael Ojeda, viajarán esta semana a Washington para hablar de inversiones en el sur mexicano.
La llamada tuvo lugar este martes, el mismo día en que Biden ordenó suspender la tramitación de asilo en su frontera sur cuando las detenciones por ingresos ilegales alcanzan las 2.500 al día. Actualmente unas 4.000 personas cruzan diariamente de forma irregular a Estados Unidos desde México.
Ni el comunicado de México ni el de la Casa Blanca indican si este tema fue uno de los abordados por los mandatarios en la conversación telefónica. La Secretaría de Relaciones Exteriores no contestó a solicitudes de comentario de AP sobre cómo esta medida podría afectar a México o si el gobierno ha llegado a nuevos acuerdos con Estados Unidos.
En acuerdos previos, México aceptó recibir hasta 30,000 personas al mes procedentes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, además de mexicanos, pero su compromiso no se extiende a otras nacionalidades.
En la llamada del martes, Biden felicitó a López Obrador por la celebración de unas votaciones libres el domingo y ambos líderes se comprometieron a mantener “la estrecha colaboración entre ambos países para fin de gestionar los flujos migratorios en la región e incrementar las acciones de atención”. a las causas estructurales de la migración en América Latina y el Caribe”, según el comunicado mexicano.
La delegación que irá a Washington tiene el propósito de dar a conocer a funcionarios y empresarios estadounidenses oportunidades de inversión en el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, un proyecto de desarrollo en el sur mexicano.
Por su parte, el comunicado de la Casa Blanca informó de tres nuevos permisos para puentes internacionales en Texas “que beneficiarán a las comunidades locales y fortalecerán la relación económica México-Estados Unidos”.
Este año, México endureció sus controles para evitar que los migrantes lleguen a la frontera estadounidense, en gran medida al impedirles viajar en trenes de carga y deteniéndolos en autobuses para enviarlos de regreso al sur de México.
Aunque las autoridades mexicanas impiden el avance de los migrantes, son relativamente pocos los que son deportados, lo que provoca que muchos se queden atrapados en ciudades mexicanas alejadas de la frontera estadounidense.
Bárcena declaró a la prensa el mes pasado que México y Estados Unidos se habían comprometido a que no llegaran más de 4.000 migrantes irregulares a la frontera común.
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