Fortalecer la confianza es fundamental para que el sector empresarial se vuelva más dinámico y se realicen las reformas económicas necesarias para potenciar la recuperación de América Latina y el Caribe post-COVID, revelado el jueves un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
De acuerdo el informe «Confianza: la clave para la cohesión social y el crecimiento en América Latina y el Caribe» la desconfianza es un problema que limita el desarrollo socioeconómico de la región y afecta la capacidad de sus países para resolver desafíos complejos, como el cambio climático.
Nueve de cada diez personas en la región desconfían del prójimo, según el estudio que encontró niveles de confianza equivalentes a una cuarta parte a los países desarrollados que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
«Promover la confianza mediante una mayor transparencia e instituciones más sólidas debería ser una prioridad en la agenda política de América Latina y el Caribe. Colocar la confianza en el centro de la toma de decisiones gubernamentales reavivaría significativamente el desarrollo en la región», dijo en un comunicado del presidente del BID, Mauricio Claver-Carone.
«Mayor confianza significa menos burocracia que daña a los negocios, a las inversiones ya la innovación. Significa gobiernos más transparentes, comprometidos en cumplir sus promesas ya rendir cuentas», agregó.
Para Claver-Carone la confianza también permite a los ciudadanos aportar su voz y opiniones para participar activamente en las democracias apoyando la construcción de sociedades más inclusivas.
Los países con mayor confianza tienden a disfrutar de mayores niveles de productividad, mientras que aquellos donde los índices de confianza son bajos, poseen una economía informal más grande en relación con su Producto Interno Bruto (PIB), según el informe.
Altos niveles de confianza producen democracias más sólidas, aumento del emprendimiento y la innovación, mayor crecimiento de empresas y contratación de empleados, alza de la recaudación de impuestos, aumento de la inclusión financiera de las personas y un incremento de la demanda de bienes públicos como la educación de calidad, de acuerdo con el estudio del BID.
El informe recomienda que los gobiernos de la región, al momento de diseñar políticas públicas, creen incentivos para que funcionarios públicos, agentes económicos y los ciudadanos actúen de manera confiable.
Los gobiernos deben reducir las brechas de acceso a la información invirtiendo tanto en organismos reguladores de primer nivel como en educación poniendo más información a disposición de los ciudadanos para empoderarlos y disuadir conductas poco confiables, según la investigación del BID.
Asimismo, los gobiernos deben elevar las rendiciones de cuentas y fortalecer a las instituciones independientes que velan por el cumplimiento de las normas para que los ciudadanos sientan que pueden contar con estas en caso de abuso gubernamental, de empresas u otros ciudadanos.
«Este informe ofrece un camino hacia reformas que favorecerán al mercado, ya la vez desarrollarán una mayor cohesión social», dijo Eric Parrado, economista jefe del BID.
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