Matthew Lillard ha revelado que la secuela de ‘Five Nights At Freddy’s’ se filmará en octubre.
El actor de 54 años es mejor conocido por interpretar a Shaggy Rogers en la franquicia ‘Scooby-Doo’, pero recibió un mayor reconocimiento cuando interpretó a un asesino en serie en el terror de 2023 y reveló en la serie de YouTube ‘JayBee and Milly’ que la secuela comenzará a rodarse en octubre.
Cuando el presentador Dan Farrell le preguntó si estaría interesado en hacer un cameo en el próximo proyecto de ‘Scooby-Doo’ de Netflix, dijo: «Somos trabajadores en una trayectoria profesional… claro, me encantaría… de alguna manera, honrar el programa original, para darles a los fans algo divertido. Estoy disponible. Estoy haciendo un programa de televisión ahora mismo, voy a hacer ‘FNAF’ en octubre, pero estoy disponible. Si alguien me quiere, puede encontrarme si me necesita».
La secuela de ‘Five Nights At Freddy’s’, que se basa en la serie de videojuegos del mismo nombre, actualmente tiene una fecha de lanzamiento para el 5 de diciembre de 2025 y se espera que Josh Hutcherson regrese a su papel principal de Mike Schmidt.
Mientras tanto, Matthew ha desempeñado el papel de Shaggy en ambas versiones de acción real de ‘Scooby-Doo’ – en la que actuó junto a Sarah Michelle Gellar y Freddie Prinze Jr. – y también prestó su voz en iteraciones de dibujos animados desde 2009, pero insistió en que no es un actor de doblaje de oficio y que los magnates de Hollywood deberían dejar de contratar nombres famosos para proyectos animados.
Dijo: «Es un conjunto de herramientas totalmente diferente, los actores de doblaje son increíbles y me gustaría ser muy claro: ¡hago una voz muy bien y todo lo demás soy pésimo! No me considero un actor de doblaje. Cuando pones actores de doblaje en una película frente a una celebridad, es la diferencia. Las celebridades son terribles, en mi opinión, en las películas animadas. Terribles.
«Y todas esas películas deberían ir a manos de gente que se gana la vida con ello, porque sus habilidades son increíbles. Hollywood utiliza a las celebridades para vender entradas y eso reduce la calidad de la película».