Ya tenía todos los trámites aprobados y esperó durante cuatro años para que sus dos hijos y sus padres pudieran llegar legalmente en avión desde Cuba a reunirse con ella en Estados Unidos. Hasta que se cansó y pagó más de 40.000 dólares para que cruzaran ilegalmente la frontera con México.
“Dije ‘basta, me voy a jugar el todo por el todo’”, expresó la mujer que pidió mantener su nombre y el de sus familiares en el anonimato por temor a represalias de las autoridades estadounidenses.
El caso de su familia es un ejemplo de lo que le sucede a decenas de millas de cubanos que buscan escapar de la persecución política y la crisis económica y deciden arriesgar sus vidas para llegar ilegalmente a Estados Unidos, una realidad completamente diferente a la de años atrás, cuando gozaban de protecciones especiales que otros inmigrantes no tenían.
Los niños y sus abuelos viajaron durante 20 días, a veces sin comer ni dormir. Empezaron en un avión desde La Habana a Managua y siguieron en decenas de autobuses, camionetas y taxis que atravesaron Honduras, Guatemala y México hasta llegar en febrero a la frontera estadounidense.
“Veía que las otras personas entraban por la frontera y estaban felices y yo, que había hecho las cosas legalmente, esperaban por mis hijos”, expresó The Associated Press la mujer de 30 años.
pico de arribos
Las autoridades fronterizas estadounidenses han tenido unos 32.400 encuentros con cubanos en marzo, de acuerdo con estadísticas difundidas el lunes. Se tata del doble que en febrero y más del quíntuple que en octubre.
El incremento coincidió con la decisión de Nicaragua de levantar en noviembre las restricciones de viaje a los cubanos para fomentar el comercio y el turismo después de que otros países como Panamá y República Dominicana comenzaron a exigir visas de tránsito, sumándose a las restricciones dispuestas por Ecuador , Colombia y Costa Rica, entre otros.
En los últimos seis meses los cubanos fueron parados por agentes de la patrulla fronteriza unas 79.800 veces, más que el doble que en todo el año fiscal 2021 y cinco veces más que en 2020. En total, agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza , conocido como CBP por su nombre en inglés, pararon a más de 209.000 migrantes de todas las nacionalidades en marzo, la mayor cantidad mensual en 22 años.
Ante el dramático incremento de arribos en la frontera sur, funcionarios de Cuba y Estados Unidos se reunieron el jueves en Washington a puertas cerradas para abordar temas migratorioss, el primer encuentro en cuatro años. El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo el miércoles que los acuerdos migratorios con la isla están discontinuados y que en el encuentro se va a explorar la posibilidad de retomarlos.
Al llegar a la frontera los cubanos viajando por tierra por parajes remotos, principalmente en Yuma, Arizona, y del Río, Texas, hasta que generalmente se entregan a la policía fronteriza para empezar con sus peticiones de asilo. En general, tienen poco riesgo de ser deportados bajo los protocolos de salud públicos implementados para expulsar a miles de migrantes de otras nacionalidades bajo el argumento de frenar los contagios de COVID-19.
A solo 500 cubanos que tuvieron encuentros con agentes de CBP en marzo, un 2%, se les aplicaron las normativas de los protocolos de salud que el gobierno prevé eliminar el 23 de mayo.
La situación en Cuba y Nicaragua
“Hay varios factores entrelazados que han producido una tormenta perfecta para la intensificación del éxodo cubano”, expresó Jorge Duany, director del Cuban Research Institute de la Florida International University, con sede en Miami.
El impacto de la pandemia y el endurecimiento de las sanciones de Estados Unidos han provocado la peor crisis económica en décadas en la isla, con desabastecimiento de alimentos, combustibles y medicamentos. Además, algunos expertos y los mismos emigrantes mencionaron alas masivas protestas callejeras de julio de 2021 y la respuesta del gobierno como otro de los factores que han alentado la salida.
Las autoridades cubanas no han ofrecido información, pero organizaciones no gubernamentales han reportado más de 1.400 arrestos y 500 personas condenadas hasta 30 años de prisión por vandalismo o sedición tras participar en las protestas.
Aunque éste no es el primer éxodo masivo de cubanos podría superar a otros tres: el de Camarioca, cuando en 1965 salieron casi 5.000 personas; el del Mariel, cuando huyeron poco más de 124.700 cubanos en 1980, y la llamada crisis de los balseros cubanos, cuando unos 30.800 arribaron por mar en 1994.
La Habana, que no ha revelado estadísticas sobre cuántos cubanos han salido del país, ha acusado a Estados Unidos de manipular la situación y ofrecer prebendas y beneficios que estimulan la salida de sus ciudadanos.
“¿Qué le duele a uno? Que haya jóvenes que no encuentren que su proyecto de vida lo puedan desarrollar en el país y tengan que emigrar”, dijo el presidente cubano Miguel Díaz-Canel al admitir la salida de sus compatriotas a comienzos de abril.
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