DKV, aseguradora de salud alemana, ha confirmado que no participará en la nueva licitación que ofrece sus servicios de seguro de salud para cubrir a los funcionarios, lo que afectaría a casi 200.000 empleados públicos actualmente afiliados a la atribulada mutua de seguros Muface.
La aseguradora Adeslas ya se ha negado a cubrir a más asegurados de Muface, lo que provocará que 700.000 funcionarios se queden sin seguro médico a partir de abril, fecha límite en la que el Gobierno ha obligado a las aseguradoras a comprometerse o no a contratar a funcionarios como pacientes.
Además de los 2 millones de usuarios de Muface en España, también se ven afectados 8.000 en el extranjero
Además, está en juego la futura asistencia sanitaria de los más de 8.000 empleados públicos que residen en el extranjero y a los que DKV da cobertura, aunque la firma ha dejado la puerta abierta a llegar a un acuerdo para mantener sus servicios durante un año.
Asisa, la tercera aseguradora de Muface, deberá decidir antes del 15 de enero si se acoge o no al concurso. Si no es así, podría ser un duro golpe para el gobierno.
La decisión de Adeslas y DKV ha puesto sobre la mesa un modelo que todos coinciden en calificar de infrafinanciado. La alemana ya ha calculado unas pérdidas antes de impuestos de 70 millones de euros con el acuerdo anterior, que podrían aumentar hasta los 100 millones en los próximos tres años.
La caída de Muface llegará a su debido tiempo
La implosión de Muface no podría haber llegado en peor momento, ya que actualmente los centros de salud públicos y hospitales de todo el país enfrentan su mayor desafío desde COVID 19 mientras la última cepa de gripe satura las salas de emergencia, provocando horas de espera para los pacientes y el hospital. camas que llenan los pasillos de los hospitales por falta de espacio.
Lo que es probable es que cientos de miles de empleados públicos acaben en una especie de limbo, sin poder acceder a la asistencia sanitaria ni en hospitales públicos ni privados.