El presidente ruso, Vladimir Putin, se reunió el miércoles por videoconferencia con líderes empresariales de las principales empresas italianas, a pesar de las tensiones entre Moscú y Occidente por Ucrania y la OTAN.
La reunión, que duró más de dos horas, fue una gran vergüenza para el gobierno de Roma, ya que se produjo en un momento en que las potencias occidentales han estado amenazando con sanciones contra Rusia en caso de un ataque a Ucrania.
El presidente ruso dijo que Moscú ve a Italia como uno de sus principales socios económicos, en tercer lugar entre los países de la UE en términos de volumen comercial.
Entre las firmas invitadas estaban los gigantes energéticos Eni y Enel, el fabricante de neumáticos Pirelli, y también los bancos UniCredit e Intesa Sanpaolo y la compañía de seguros Generali.
Según los informes, el gobierno de Mario Draghi pidió a Eni y Enel, empresas en las que el estado italiano tiene una participación, que se retiraran de la reunión. No había ningún funcionario del gobierno allí.
Eni decidió no participar, dijo a la AFP un portavoz de la empresa. Pero en el caso de Enel, el recurso cayó en saco roto. También estuvieron presentes Generali y Pirelli, que coorganizaron el evento.
Según los informes, los jefes de negocios, que estaban en Roma y Milán, se vieron obligados a dejar sus teléfonos móviles afuera mientras se realizaba la reunión de videoenlace.
Putin le dijo a su audiencia que Rusia era «un proveedor confiable de recursos energéticos para los consumidores italianos». Los precios del gas se han disparado este invierno y se sospecha que Rusia se está aprovechando de la tensión del mercado para reducir las entregas y subir los precios.
El presidente de la Cámara de Comercio Italiano-Rusa, Vincenzo Trani, señaló que ha habido «algunas dificultades y factores externos desafiantes en los últimos años entre Rusia e Italia».
Pero dijo que las dos naciones «siempre fueron capaces de superarlos a través del diálogo».
La Unión Europea, de la que Italia es miembro, impuso una serie de sanciones a Rusia en 2014, como respuesta a la anexión de la Península de Crimea en Ucrania.
La economía italiana tiene un déficit comercial crónico con Rusia. En 2019, antes de que se produjera la pandemia, las importaciones rusas a Italia valían 14 300 millones de euros, casi el doble del valor de las exportaciones italianas a Rusia, que totalizaron 7 900 millones de euros, según cifras del gobierno italiano.