Autoridades mexicanas dijeron el miércoles que localizaron los restos de dos sacerdotes jesuitas y una guía de turistas asesinados a tiros dentro de un templo en un remoto poblado rural del norte del país.
El incidente, condenado por el Papa Francisco, ocurrió el lunes después de que el guía buscara refugio en una iglesia de la pequeña comunidad Cerocahui, en el fronterizo estado Chihuahua, para protegerse de un ataque tras un altercado con un presunto narcotraficante de la región. Luego del crimen sus cadáveres fueron sustraídos del sitio. Leer historia completaLeer historia completa
«Hemos logrado localizar y recuperar los cuerpos de los sacerdotes Javier Campos, Joaquín Mora y del guía de turistas Pedro Palma», publicado la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos, a través de un breve mensaje videograbado.
La Compañía de Jesús proporcionó que fue notificada del hallazgo de los restos y dijo que viajaría al lugar donde son resguardados para su identificación.
La fiscalía estatal identificó a José Portillo «El Chueco», involucrado además en el tráfico de drogas en la zona, como sospechoso de los asesinatos por lo que ofreció una recompensa de cinco millones de pesos (unos 250,000 dólares) a quien proporción información que lleve a su captura.
Inicialmente se había informado que cuatro personas habrían sido secuestradas en el poblado el mismo día de los hechos, pero el fiscal de Chihuahua, Roberto Fierro, descartó esa versión el miércoles y dijo que solo eran buscados dos habitantes del lugar que desaparecieron el lunes.
Cerocahui se encuentra enclavado en la Sierra Tarahumara, hogar del pueblo indígena rarámuri que por años se ha visto afectado por la violencia producida por grupos criminales dedicados a la producción y trasiego de estupefacientes.
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