El Mediterráneo ya está experimentando una disminución en la cantidad de visitantes este verano en comparación con el año pasado, según la ETC.
La ola de calor en curso en el sur de Europa está pasando factura al turismo en España, ya que los destinos del norte de Europa emergen como un sustituto para los visitantes que buscan evitar las altas temperaturas.
La situación pone de relieve los efectos del cambio climático en la industria del turismo, lo que lleva a las autoridades de turismo de países como España a tomar medidas.
Tradicionalmente, los turistas elegían el sur de Europa por el sol y sus altas temperaturas, pero en el último índice de percepción climática, los visitantes de Grecia, España y Francia expresaron su descontento por el calor, que superó todas sus expectativas.
Según datos de la Comisión Europea de Viajes (ETC), el número de personas que se esperaba que viajaran a la región del Mediterráneo de junio a noviembre ya ha disminuido un 10% en comparación con el año pasado.
“La gente está esperando hasta el último momento para ver no dónde va a llover, sino dónde van a pasar esas temperaturas extremas, para poder adaptarse”, dijo Miguel Mirones, presidente del Instituto para la Calidad Turística de España.
Están surgiendo nuevos e inesperados destinos de verano, como el Reino Unido, Dinamarca y la República Checa. En España, las regiones del norte son cada vez más populares porque todavía están a salvo del calor extremo.
Mirones explicó que los turistas descubrieron que podían dormir mejor en estos destinos más frescos.
El sector turístico español cree que solo la calidad y la sostenibilidad de los destinos, junto con la adaptación de las actividades actuales, salvarán la industria.
“Es un cambio en las alternativas que ofrecen estos establecimientos, en cuanto a organizar actividades en horarios en los que los clientes no estén expuestos a temperaturas extremas”, explicó Mirones.