Hogar de miles de archivos, documentos, fotografías y videos que revelan el genocidio más atroz de la historia, la persecución y asesinato sistemático de hasta seis millones de judíos a manos de la Alemania Nazi y sus colaboradores, el Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos celebrará el próximo mes de abril su 30° aniversario.
Pero el tiempo apremia, y son muchos los vestigios del pasado que aún faltan por recuperar y digitalizar para que el mundo pueda comprender mejor las lecciones del Holocausto.
Una tarea especialmente urgente en América Latina, donde el museo ha lanzado una campaña para rescatar la historia del Holocausto, centrada en recuperar “películas amateurs, películas caseras, originales, noticieros, filmaciones de propaganda o de instituciones que documentan la emigración a América Latina , de personas que fueron desplazadas, perseguidas y discriminadas por los nazis y sus colaboradores”, asegura Jaime Monllor, Oficial de Extensión Internacional del museo a la Voz de América.
Porque si hay un ‘eslabón perdido’ en los miles de archivos del Museo conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos, en comparación con el material rescatado o donado por aquellos que se refugiaron en otros lugares, son los relacionados con las experiencias de los supervivientes que emigraron de Europa a América Latina.
Según Monllor, “creemos que esta carencia de materiales que el museo tiene sobre la emigración hacia América Latina se debe en parte a que las personas no saben lo que tienen en sus casas. Algunos no saben lo que tienen sus padres o abuelos en sus áticos o armarios y el valor histórico que eso tiene”.
Para aquellos que encuentren legados valiosos en alcobas, álbumes, trasteros o baúles, y consideren la donación de estos materiales o películas, pueden comunicarse con la Fundación IWO en Argentina, con el Museo del Holocausto de Buenos Aires, con el Archivo Judío de Chile, o en México con el Centro de Documentación e Investigación Judío, y por supuesto también con el Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos, en Washington DC.
Sin embargo, la donación no significa desprenderse para siempre de estos objetos, que para muchos descendientes de supervivientes pueden llegar a tener un valor sentimental incalculable. Y es que según Monllor, “esta donación al museo se puede considerar como un préstamo también lo que nosotros queremos es digitalizar esas películas.
El donante, la familia puede obtener si quiere de vuelta su material original o una copia electrónica”.
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