Niamey, Níger – En un acontecimiento significativo en la geopolítica de África occidental, instructores militares rusos llegaron a Níger, lo que marcó el comienzo de un nuevo acuerdo militar con la junta militar del país. Acompañados de un sistema de defensa aérea de última generación, estos instructores instalarán y entrenarán al ejército nigerino en su uso, según informaron los medios estatales.
Esta llegada se produce tras la reciente ruptura de las relaciones militares y diplomáticas de Níger con las naciones occidentales, especialmente Francia y Estados Unidos, tras el derrocamiento de su presidente democráticamente elegido, Mohamed Bazoum, el año pasado. Desde entonces, la junta ha girado hacia el fortalecimiento de los vínculos con Rusia, entre otros países no occidentales como China e Irán.
Implicaciones estratégicas del despliegue ruso
El despliegue de personal y equipo militar ruso en Níger se considera parte de una estrategia más amplia para reforzar la posición de la junta a nivel nacional y regional. Ulf Laessing, especialista en Sahel para la Fundación Konrad Adenauer, describió los suministros militares como un «paquete de supervivencia del régimen», indicando que la medida podría estar dirigida más a consolidar el control de la junta en el poder que a combatir a los militantes islamistas en la región.
La provisión del sistema de defensa aérea ruso sugiere específicamente preparativos contra posibles intervenciones en lugar de amenazas insurgentes, ya que no se sabe que los yihadistas de la región posean capacidades aéreas. «No tengo otras explicaciones porque los yihadistas no tienen aviones», señaló Laessing durante una entrevista con el programa Newsday del Servicio Mundial de la BBC.
Reacciones regionales e internacionales
El cambio en las alianzas de Níger ha generado preocupación entre los estados vecinos y los organismos regionales. La Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) ha sido particularmente vocal: el comisionado de asuntos políticos, paz y seguridad de la CEDEAO, Abdel-Fatau Musa, ha expresado temores de un conflicto prolongado en el Sahel. Advirtió sobre el potencial de «guerras por poderes» en África e instó a los países de la región a no facilitar tales conflictos, al tiempo que reconoció el derecho soberano de los estados a elegir a sus socios internacionales.
Níger, junto con Mali y Burkina Faso, han sido suspendidos de la CEDEAO, y los tres países anunciaron planes para abandonar el bloque. Según se informa, este trío ha formado una alianza militar, lo que indica además un realineamiento regional.
Desafíos de seguridad actuales
A pesar del cambio en las alianzas militares, Níger sigue enfrentándose a graves amenazas a su seguridad. El país está lidiando con la violencia de los militantes del Estado Islámico, así como con las continuas incursiones de Boko Haram a lo largo de su frontera con Nigeria. Esta misma semana, el Ministerio de Defensa de Níger informó de un incidente mortal en el que una patrulla del ejército chocó contra una mina terrestre en la región de Tillabery, cerca de la frontera con Malí, lo que provocó la muerte de al menos seis soldados y heridos adicionales.
El ministerio respondió con un ataque aéreo destinado a neutralizar a los autores de la colocación de minas terrestres. Estos incidentes subrayan la actual volátil situación de seguridad en Níger, que la junta ha citado como justificación para el golpe y el posterior cambio en sus alianzas militares internacionales.
A medida que se desarrolla esta situación, la comunidad internacional permanece atenta a las implicaciones de la creciente influencia de Rusia en Níger y la región del Sahel en general, en medio de preocupaciones sobre la estabilidad y la gobernanza democrática en estas áreas.