Uno de los más malvados que caminó por este planeta fue el rey Leopoldo II de Bélgica. Las atrocidades que cometió en el Congo fueron absolutamente indescriptibles y extremadamente inimaginables.
Nadie nunca lo hizo responsable de eso. Bajo el pretexto de difundir civilización, cristianismo y comercio, pudo lograr lo que siempre había anhelado: el control total del Congo, pero a un costo enorme para los africanos. Lo que hizo fue absolutamente despreciable.
Cuando escribió una carta a los misioneros cristianos que iban a difundir la Palabra de dios, sus maquinaciones maliciosas quedaron al descubierto. Desafortunadamente, los africanos en el Congo simplemente fueron vencidos tanto militar como mentalmente.
¿Y si matas africanos? ¿Qué pasa si matas al menos a 10 millones de negros africanos en el Congo?
A continuación, la carta que revela todo esto:
“Reverendos Padres y Queridos Compatriotas: La tarea que se da a cumplir es muy delicada y requiere mucho tacto. Seguramente iréis a evangelizar, pero vuestra evangelización debe inspirar sobre todo los intereses de Bélgica. Su objetivo principal en nuestra misión en el Congo nunca es enseñar a los negros a conocer a Dios, eso ya lo saben. Hablan y se someten a un Mungu, a un Nzambi, a un Nzakomba, y que mas no se.
Saben que matar, acostarse con la mujer de otro, mentir e insultar es malo. Ten valor para admitirlo; no les vas a enseñar lo que ya saben. Tu papel esencial es el de facilitar la tarea de los administradores e industriales, lo que significa que irás a interpretar el evangelio de la forma que más te convenga para proteger tus intereses en esa parte del mundo. Por estas cosas hay que velar por desinteresar a nuestros salvajes de la riqueza que abunda [in their underground. To avoid that, they get interested in it, and make you murderous] competencia y soñar un día con derrocarte.
Tu conocimiento del evangelio te permitirá encontrar textos que ordenen y animen a tus seguidores a amar la pobreza, como “Más felices los pobres porque heredarán el cielo” y “Es muy difícil que los ricos entren en el reino de Dios. ” Hay que despegarse de ellos y hacerles faltar el respeto a todo lo que da valor para afrentarnos. Hago referencia a su Sistema Místico y su fetiche de guerra -la protección de guerra- que pretenden no querer abandonar, y tú debes hacer todo lo que esté a tu alcance para que desaparezca. Vuestra acción se dirigirá esencialmente a los más jóvenes, pues no se rebelarán cuando la recomendación del sacerdote sea contraria a las enseñanzas de sus padres.
Los hijos tienen que aprender a obedecer lo que recomienda el misionero, que es el padre de su alma. Debéis singularmente insistir en su total sumisión y obediencia, evitar desarrollar el espíritu en las escuelas, enseñar a los alumnos a leer y no a razonar. Ahí, queridos patriotas, están algunos de los principios que debéis aplicar. Encontrarán muchos otros libros, que se les entregarán al final de esta conferencia. Evangelizar a los negros para que permanezcan para siempre en la sumisión a los colonialistas blancos, para que nunca se rebelen contra las restricciones a las que están sometidos. Recita todos los días: “Dichosos los que lloran porque el reino de Dios es para ellos”.
Convierte siempre los negros usando el látigo. Mantenga a sus mujeres en nueve meses de sumisión para trabajar libremente para nosotros. Oblígalos a pagarte en señal de reconocimiento (cabras, gallinas o huevos) cada vez que visites sus aldeas. Y asegúrate de que los negros nunca se hagan ricos. Canta todos los días que es imposible que los ricos entren al cielo. Que paguen impuestos cada semana en la misa dominical. Utilizar el dinero destinado a los pobres para construir florecientes centros de negocios. Instituid un sistema confesional, que os permita ser buenos detectives denunciando a cualquier negro que tenga una conciencia distinta a la del decisor. Enseñad a los negros a olvidar a sus héroes ya adorar sólo a los nuestros. Nunca le regales una silla a un negro que viene a visitarte. No le des más de un cigarrillo. Nunca lo invites a cenar aunque te dé un chicken cada vez que llegas a su casa.»
La carta solo muestra cuánto socavaron los europeos el valor y la dignidad de los africanos. La intención era que el africano sólo debía leer y no razonar. La cultura de la dependencia se desarrolló en esta etapa. La subyugación comenzó, usando el cristianismo para vindicar esto.