El Dr. Manel Esteller y la Dra. Verónica Dávalos, investigadores del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, describen en un nuevo artículo el impacto de la epigenética en el tratamiento del cáncer y cómo se ha convertido en una herramienta crucial para mejorar la detección precoz, predecir la progresión de la enfermedad y convertirse en un objetivo de nuevos tratamientos.
A principios de la década de 1980 se descubrieron los primeros cambios en el ADN relacionados con una modificación química llamada metilación, seguido del descubrimiento a mediados de la década de 1990 de los primeros genes supresores de tumores inactivados por estas modificaciones del material genético. A principios de la década de 2000 se vio el primer uso de estas marcas alteradas como biomarcador de la enfermedad del cáncer, así como los primeros usos de medicamentos contra ellas.
Paralelamente, se detectaron las primeras modificaciones químicas en unas proteínas llamadas histonas, donde el ADN las envuelve como un collar de perlas. Toda esta «decoración» del ADN y sus proteínas reguladoras definen el campo de la Epigenética.
Ahora, en un artículo publicado en la revista «CA: una revista sobre el cáncer para médicosDr. Manel Esteller, Director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras (IJC), Catedrático de Investigación ICREA y Catedrático de Genética de la Universidad de Barcelona, y la investigadora Dra. Verónica Dávalos explican su impacto en el manejo clínico de los pacientes oncológicos.
“La epigenética ha pasado de ser una disciplina de investigación meramente básica centrada en estudiar cómo se controla la expresión génica a una herramienta para mejorar la detección precoz, predecir la evolución de la enfermedad y convertirse en diana de nuevos tratamientos”, -dice el Dr. Esteller y añade- – “Uno de los aspectos más destacados de su traducción clínica es su uso en biopsia líquida, además de ayudar en la clasificación de tipos de tumores, por ejemplo para diagnosticar correctamente los tipos de tumores derivados del cerebro, músculos esqueléticos, articulaciones, huesos o de origen desconocido. Pero, además de este aspecto, los perfiles de metilación del ADN están aprobados para determinar la eficacia del tratamiento en tumores cerebrales y otras patologías tumorales”.
Quizás uno de los aspectos más atractivos para el médico oncólogo sea el uso de fármacos epigenéticos para tratar el cáncer. Actualmente hay nueve fármacos contra diversas marcas epigenéticas (metilación del ADN y metilación y acetilación de histonas) aprobados para uso clínico en diversos tipos de leucemias, linfomas y enfermedades de la sangre, así como tumores de los tejidos blandos. Según Esteller, “estos tratamientos suelen ser muy bien tolerados por los pacientes y más que matar la célula tumoral, detienen su crecimiento, como si fuera una fiera amaestrada”.
Los fármacos epigenéticos son una realidad clínica y ya están aportando beneficios a los pacientes, pero la investigación continúa y, actualmente, existe toda una nueva generación de fármacos epigenéticos en distintas fases de ensayos clínicos que, solos o combinados con inmunoterapia, pueden marcar una diferencia positiva en muchos pacientes.
Fuente de la historia:
Materiales proporcionado por Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras. Nota: el contenido se puede editar por estilo y longitud.