Rusby Contreras-Díaz estaba revisando una base de datos de biodiversidad, buscando lugares donde la gente había visto margays y jaguares, cuando notó algo extraño: cada ubicación tenía una incertidumbre de 30 kilómetros. Contreras-Díaz, mammólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México, esperaba usar las observaciones para mapear dónde se encontraron los dos carnívoros en México. Pero la incertidumbre en los datos la hizo detenerse.
Las observaciones fueron de iNaturalist, una aplicación y un sitio web que permite al público cargar fotos de plantas y animales en un depósito en línea e informar sobre las ubicaciones de las especies que han identificado. iNaturalist ha acumulado una comunidad global muy unida de usuarios y los datos que ha generado han contribuido a cientos de estudios científicos. “Muchas especies no tenían datos antes de iNaturalist”, dice Contreras-Díaz.
Pero para algunas especies, los datos de ubicación no son del todo exactos. Cada vez que un usuario informa haber visto una especie que figura como amenazada o en peligro de extinción, iNaturalist oscurece automáticamente las coordenadas exactas, creando una ubicación aleatoria dentro de una cierta distancia que varía según la latitud. “La gente ha argumentado que repartir [exact locations] para el público es básicamente una hoja de ruta para la caza furtiva”, dice Flora Ihlow, macroecóloga de la Universidad Tecnológica de Dresden que ha utilizado datos de iNaturalist en su propia investigación.
Contreras-Díaz reconoce el beneficio que este encubrimiento de datos puede tener para las especies en riesgo de explotación. Pero le preocupa que la práctica pueda dañar los esfuerzos de conservación de los mismos organismos que más necesitan ayuda, al distorsionar los mapas que muestran dónde se pueden encontrar esas especies.
En un estudio publicado el mes pasado en Conservación Biológica, probó esa posibilidad utilizando ubicaciones recopiladas por científicos de encuestas para tres especies de anfibios en Argentina. Usando el mismo proceso que iNaturalist, Contreras-Díaz y sus colegas modificaron el lugar donde se vio a cada individuo, generando una ubicación aleatoria dentro de los 30 kilómetros del original. Luego modelaron el rango de cada especie utilizando el conjunto de datos modificado y el que tiene las coordenadas verdaderas. Después de comparar los dos mapas, el equipo encontró que la superposición varió del 45% al 56%.
Contreras-Díaz dice que para las especies con áreas de distribución más amplias y requisitos de hábitat menos específicos, el ocultamiento de los datos de ubicación podría no interferir tanto con la generación de mapas de distribución precisos. Sin embargo, para algunas especies, incluso 1 kilómetro de sesgo podría generar distorsiones, y sin una comprensión precisa de los rangos de las especies, es increíblemente difícil protegerlas, dice.
Ihlow está de acuerdo. En su opinión, las ubicaciones de las especies que se ven muy afectadas por la caza furtiva y el comercio de mascotas deberían permanecer ocultas en la base de datos, pero la gran mayoría de las otras especies amenazadas podrían beneficiarse de los datos de ubicación exactos.
A Scott Loarie, codirector de iNaturalist, le gustaría ver más datos sin censura. Sin embargo, enfatiza la dificultad de apaciguar tanto a quienes quieren que los datos sean precisos como a quienes temen que sean mal utilizados. “Este es uno de esos temas en los que hay voces muy fuertes en ambos lados”, dice.
Espera que iNaturalist pueda trabajar con organizaciones como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que mantiene una lista de especies amenazadas y en peligro de extinción, para encontrar soluciones. Por ejemplo, si la UICN añadiera etiquetas que especificaran las amenazas a las que se enfrenta cada especie, iNaturalist podría filtrar las afectadas por el tráfico y la caza furtiva y dejar de ocultar las ubicaciones de las que no lo están.
En cuanto al estudio de carnívoros de Contreras-Díaz, terminó teniendo que ponerse en contacto con usuarios individuales de iNaturalist para solicitar las ubicaciones exactas. “Es una tarea titánica”. Ella señala que eBird, otra base de datos que recopila observaciones del público en general, tiene un proceso a través del cual los investigadores pueden solicitar datos exactos de especies amenazadas completando un formulario que explica su trabajo. “Esta es una mejor estrategia”, dice ella. «Necesitas preguntarle a una sola persona».