El jefe de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional viajó el jueves a Chad, donde decenas de miles han huido de los combates en el vecino Sudán, para reunirse con refugiados y funcionarios sudaneses, dijo un portavoz de USAID.
Unos 60 000 refugiados sudaneses, en su mayoría mujeres y niños, cruzaron la frontera desde que estalló la guerra en Sudán el 15 de abril, en busca de seguridad en Chad, uno de los países más pobres del mundo.
La visita, reportada por primera vez por Reuters, marca el primer viaje de la jefa de USAID, Samantha Power, a la región desde que estalló la lucha entre el ejército regular y las poderosas Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) paramilitares.
Power también se reunirá con funcionarios locales que coordinan la respuesta humanitaria a las necesidades generadas por la crisis en Sudán, así como con funcionarios de la sociedad civil y del gobierno de Chad, dijo el vocero.
Además, Power hablará con el gobierno de los EE. UU. y otras organizaciones de las Naciones Unidas y no gubernamentales y socios humanitarios que trabajan para brindar asistencia a los refugiados y las comunidades de acogida.
El conflicto de Sudán ha matado a cientos de personas y ha provocado una crisis humanitaria que amenaza con desestabilizar la región en general, desplazando a más de 840 000 personas y obligando a unas 200 000 a huir a los países vecinos.
El mes pasado, USAID desplegó un equipo de expertos en respuesta a desastres para Sudán en la región para coordinar la respuesta humanitaria. El equipo opera desde Kenia.
Chad, que comparte una frontera de 1 400 km (870 millas) con Sudán, ya estaba luchando para hacer frente a unos 600 000 refugiados, muchos de ellos sudaneses, antes de la última afluencia.
Chad tiene uno de los peores problemas de hambre en el mundo. Más de un tercio de sus niños menores de cinco años tienen retraso del crecimiento. En total, 2,3 millones de personas en Chad necesitan urgentemente ayuda alimentaria y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas ha hecho un llamamiento urgente por 162,4 millones de dólares para ayudar a alimentarlos.