Durante sus cuatro años en el poder, el exlíder brasileño Jair Bolsonaro habría dañado la residencia presidencial oficial, una obra maestra de la década de 1950 creada por el arquitecto modernista Oscar Niemeyer, según un informe de la emisora brasileña. GloboNoticias.
El jueves, el medio de noticias presentó un recorrido por el Palácio da Alvorada con la nueva primera dama de Brasil, Rosângela “Janja” Lula da Silva.
“El estado general del edificio, que es el más icónico de Brasilia… no es bueno… y requerirá muchas reparaciones”, explicó la destacada corresponsal política Natuza Nery. La residencia tenía alfombras y sofás rotos, techos con goteras y ventanas y pisos de jacaranda rotos. Mientras tanto, las obras de arte contenidas dentro fueron dañadas por la luz solar.
Un tapiz hecho por el artista brasileño Emiliano Di Cavalcanti necesitará ser restaurado después de que fue sacado de la biblioteca y colgado al sol. Además, varias obras de arte supuestamente fueron robadas de la residencia por completo.
La Primera Dama se sintió “bastante decepcionada” y “conmocionada” por el estado de deterioro del palacio. Según los informes, también se eliminó un cactus brasileño plantado por su esposo, Luiz Inácio Lula da Silva, durante su presidencia de 2003 a 2010.
El palacio se completó en 1958, dos años antes de que el entonces presidente Juscelino Kubitschek inaugurara la capital especialmente diseñada de Brasil.
Bolsonaro huyó del país en vísperas de la juramentación de Lula el pasado domingo. Ahora está en Florida y enfrenta la posibilidad de ser procesado por presuntos delitos, incluidos los relacionados con su respuesta a la pandemia de covid-19, que trató de minimizar significativamente. En Brasil, casi 700.000 personas han muerto de Covid.
A informe en la revista brasileña Istoe afirmó que Bolsonaro está tratando de presionar al gobierno italiano para que le otorgue la ciudadanía a su familia y espera evitar la cárcel mudándose a ese país, creyendo que las autoridades brasileñas no podrán extraditarlo.
El domingo, los manifestantes brasileños que se amotinaron en protesta por la presidencia de Lula, de quien Bolsonaro afirmó falsamente que robó las elecciones, dañaron obras maestras modernistas en el Palacio do Planalto, el Congreso Nacional y la Corte Suprema.