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Se ha celebrado un funeral de Estado por el expresidente de Malí Ibrahim Boubacar Keita, quien murió un año y medio después de que fuera derrocado por los militares.
Miles de malienses, en su mayoría sus antiguos aliados, estuvieron presentes para despedirse de él y rendirle homenaje, pero el líder de la junta gobernante, el coronel Assimi Goïta, estuvo ausente y el funeral tampoco se transmitió en vivo por televisión nacional.
A la ceremonia fúnebre del viernes también asistieron el expresidente interino Dioncounda Traoré, exministros, dignatarios religiosos, diplomáticos y uno de los hijos de Keita.
El ataúd del difunto Keïta fue cubierto con la bandera nacional en el patio de armas del 34º Batallón de Ingeniería Militar.
El expresidente Keita fue derrocado el 18 de agosto de 2020 por militares en medio de protestas ciudadanas por la situación de seguridad en el país.
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Fueron meses de movilización de una población agudizada por la violencia provocada por los enfrentamientos yihadistas y comunales.
“Papá, jefe, mi presidente, mi amigo, mi chico seguro”, dijo su hijo Boubacar.
Agregó que su padre “me inculcaste el amor a este país Malí, que tanto apreciaste y por el que estuviste dispuesto a darlo todo y perdonarlo todo. El gran Malinke (su origen étnico) que fuiste pudo tener un corazón de volcán pero nunca guardaste rencor y no supiste odiar. Tenías una bondad de corazón que a veces nos resultaba difícil de entender.
La junta declaró un luto nacional de tres días a partir del viernes.
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El ejército después del golpe de 2020 llevó a cabo un segundo golpe en mayo de 2021 y ahora está estancado en devolver el poder a los civiles.
Su presidencia comenzó en 2013 coincidiendo en gran medida con la agitación que comenzó Malí en 2012 y el estallido de la independencia y las insurgencias yihadistas en el norte.
Los ghaneses honran al expresidente Rawlings antes del funeral de estado