La Feria Internacional del Libro de Bogotá recoge como cada año a escritores, editores y artistas de todo el mundo, así como aquellos autores que traen a este importante evento sus nuevas apuestas.
Este año la literatura rindió un homenaje a esas mujeres, hombres y familias que convergen en la amplia frontera entre Colombia y Venezuela, en zonas desfavorecidas y donde sus poblaciones son resilientes en un trabajo por la defensa de los derechos humanos.
El libro “Frontera Común, luchas por los Derechos Humanos en Colombia y Venezuela”, relata en seis capítulos “las miradas, experiencias y análisis de los territorios más complejos de la frontera entre los dos países”.
“Este libro cuenta las historias de maestros, de enfermeros, de directores de hospital que buscan adquirir los derechos humanos necesarios, los derechos humanos fundamentales, que necesita el pueblo (indígena) wayúu para tener dignidad y sobre todo para tener un futuro”, explicó en entrevista con la Voz de América Dayana Palmar.
En el libro Palmar relata lo que representa para sus raíces y su cultura wayúu abogar por “mejores” condiciones de vida en la frontera norte que comparten Venezuela y Colombia donde se “ha instrumentalizado políticamente el hambre y la pobreza”.
“La emergencia humanitaria en La Guajira se ha convertido en un paisaje. Entonces, precisamente para romper esa estructura salen las voces wayúu que a pesar de los años de discriminación histórica se han resistido a vivir en la indignidad y marginados y por eso es que este libro cuenta las historia de maestros, directores de hospital y enfermos que buscan adquirir los derechos humanos que necesita el pueblo wayúu para tener dignidad y un futuro”, agregó Palmar a la VOA.
Para la Embajadora de Suecia en Colombia, Helena Storm, el libro pone sobre la escena las “complejidades de la defensa de los derechos humanos en la frontera entre Colombia y Venezuela”.
“Estos esfuerzos pueden contribuir a cerrar tejido social para construir en esta zona especial de frontera, iluminando a mujeres activistas y líderes. En el libro hay recomendaciones sobre lo que podemos hacer para apoyar estos territorios y reforzar la defensa de los derechos humanos, que es un tema muy actual en la agenda política de Colombia”, comentó a la VOA la representante de Suecia en Colombia.
Una mirada a las complejidades a lo largo de 2.219 kilómetros
Este libro producido por Civil Rights Defenders recoge los testimonios de las comunidades indígenas, mujeres líderes sociales y defensores de derechos humanos de los territorios de Apure, Táchira y Zulia en Venezuela y Arauca, La Guajira y Norte de Santander en Colombia en un relato de 124 páginas sobre la lucha de estas comunidades por defender su territorio en la zona de frontera.
La escritura frágil de esta frontera los problemas a los que se enfrentan las mujeres, defensores de derechos humanos, líderes sociales y periodistas que resisten y apestan a la construcción de paz en estas zonas donde los armados libran una guerra sin cuartel.
“Es una narrativa nueva porque realmente en el territorio se han construido muchos textos, pero desde la voz masculina. Este texto nos permite ver la mirada de la mujer, la mirada de la resistencia y la mirada que las mujeres han tenido que hacer para poder hacer liderazgos que no ha sido fácil”, explicó a la VOA Alexandra Villegas D’Alleman, investigadora colombiana.
Según explica Villegas D’Alleman, es un libro clave para transmitir las “amenazas” que han obligado a “trabajar en silencio” a las líderes sociales, porque las medidas de protección “no son suficientes” y las mujeres terminan “acompañándose y cuidándose entre si».
“Es muy importante que se recupere la frontera con un enfoque de género, que las mujeres logren tener garantías de seguridad, que esta frontera sea un espacio seguro y libre para las mujeres que cuando vayan a buscar la comida para sus ojos no vayan a ser violentadas”, concluye.
¡Conéctate con la Voz de América! Suscríbete a nuestro canal de YouTube y activa las notificaciones, o bien, síguenos en las redes sociales: Facebook, Gorjeo mi Instagram.