Por primera vez en la historia de Colombia, una mujer negra está cerca de la cima del poder ejecutivo.
Francia Márquez, una activista ambiental del departamento montañoso de Cauca, en el suroeste de Colombia, se ha convertido en un fenómeno nacional, movilizando décadas de frustración de los votantes y convirtiéndose el domingo en la primera vicepresidenta negra del país, como compañera de fórmula de Gustavo Petro.
La candidatura de Petro-Márquez ganó la segunda vuelta de las elecciones del domingo, según los resultados preliminares. Petro, ex rebelde y legislador de mucho tiempo, se convertirá en el primer presidente izquierdista del país.
El ascenso de la Sra. Márquez es significativo no solo porque ella es negra en una nación donde los afrocolombianos son regularmente objeto de racismo y deben lidiar con barreras estructurales, sino porque ella proviene de la pobreza en un país donde la clase económica a menudo define el lugar de una persona en la sociedad. Los expresidentes más recientes fueron educados en el extranjero y están conectados con las poderosas familias y hacedores de reyes del país.
A pesar de los avances económicos en las últimas décadas, Colombia sigue siendo marcadamente desigual, una tendencia que ha empeorado durante la pandemia, siendo las comunidades negras, indígenas y rurales las más rezagadas. El cuarenta por ciento del país vive en la pobreza.
La Sra. Márquez, de 40 años, eligió postularse para el cargo, dijo, “porque nuestros gobiernos le han dado la espalda al pueblo, a la justicia y a la paz”.
Creció durmiendo en un piso de tierra en una región azotada por la violencia relacionada con el largo conflicto interno del país. Quedó embarazada a los 16 años, fue a trabajar en las minas de oro locales para mantener a su hijo y finalmente buscó trabajo como empleada doméstica interna.
Para un segmento de colombianos que claman por un cambio y una representación más diversa, la Sra. Márquez es su campeona. La pregunta es si el resto del país está preparado para ella.
Algunos críticos la han llamado divisiva, diciendo que ella es parte de una coalición de izquierda que busca romper, en lugar de construir sobre las normas pasadas.
Tampoco ha ocupado nunca un cargo político, y Sergio Guzmán, director de Colombia Risk Analysis, una consultora, dijo que “hay muchas dudas sobre si Francia podrá ser comandante en jefe, si manejará la política económica”. , o la política exterior, de una manera que le daría continuidad al país”.
Sus oponentes más extremos la han apuntado directamente con tropos racistas y critican su legitimidad política y de clase.
Pero en la campaña electoral, el análisis persistente, franco y mordaz de la Sra. Márquez sobre las disparidades sociales en Colombia abrió una discusión sobre raza y clase de una manera que rara vez se escucha en los círculos políticos más poderosos y públicos del país.
Esos temas, “muchos en nuestra sociedad los niegan, o los tratan como menores”, dijo Santiago Arboleda, profesor de historia afroandina en la Universidad Andina Simón Bolívar. “Hoy, están en primera plana”.