Las pugnas por el control de las rutas de la droga y de los migrantes irregulares que de Centroamérica ingresan a México ha desatado en las últimas semanas una aguda ola de violencia que ha dejado decenas de muertos y desaparecidos en enfrentamientos entre el Cártel Jalisco Nueva Generación ( CJNG) y el Cártel de Sinaloa en el poblado de Frontera Comalapa, punto fronterizo entre México y Guatemala.
Organizaciones como el Centro de Derechos Humanos Digna Ochoa ha documentado el éxodo de unas 3.000 personas que hasta el fin de semana reciente abandonaran sus hogares por el “terror desatado” en la zona, los muertos se cuentan en unos 60 y las desapariciones de hombres jóvenes reclutados a la fuerza por los cárteles podrían llegar al centenario.
El estallido de violencia en la región -que ha ido en aumento desde hace dos años por las peleas entre cárteles- se ubica justo en uno de los puntos donde los migrantes irregulares hacen la primera parada en suelo mexicano antes de adentrarse en ese país para seguir su travesía hacia Estados Unidos.
El centro de análisis Insight Crime alertó el fin de semana en Washington que la “guerra” entre las dos agrupaciones del narcotráfico en el fronterizo estado de Chiapas se agudiza en “una importante ruta del tráfico transnacional de migrantes”.
Al analizar la situación, ese centro dijo que «se asemeja» al conflicto entre grupos del crimen organizado en el norte de México en la frontera con Estados Unidos.
“En un momento en que millas de migrantes centroamericanos siguen cruzando la frontera entre Guatemala y México, muchos hacen una primera escalada en Frontera Comalapa. Desde allí, son llevados por entre las montañas hasta el embalse artificial La Angostura y siguen hacia el norte en lancha o por carretera”, advierte la institución.
A finales de abril unos 3.000 migrantes iniciaron en caravana desde el punto fronterizo de Tapachula al sur de Frontera Comalapa para hacer un recorrido por Chiapas con el plan de llegar a Ciudad de México, pero fue disuelta antes de llegar a su destino.
Según Associated Press, la franja fronteriza de Comalapa, entre México y Guatemala mide unos 80 kilómetros, esta región se considera un territorio “poroso” para las actividades del crimen organizado pues prolifera el tráfico de drogas, armas y migrantes irregulares.
Documentos filtrados el año pasado de la Secretaría de Defensa de México (Sedena) identificó esta región como parte de “una red de localidades fronterizas” utilizada por el Cártel de Sinaloa para transbordar cargamentos de cocaína, según AP.
El periodista comunitario Argenis Esquipulas informó en sus redes sociales este lunes que la situación ha seguido empeorando y más vecinos de la zona han decidido abandonar el poblado cerca del cruce fronterizo con Guatemala, “desde el sábado se ha dado el desplazamiento de más de 3.000 personas luego de los territorios enfrentamientos donde se están disputando el mexicano los dos cárteles de la droga”, dijo.
México envío el 31 de mayo a unos 500 efectivos del Ejército y la Guardia Nacional para controlar la situación en la zona, pero reportes periodísticos de medios comunitarios locales indicaron que los militares fueron recibidos con piedras y artefactos explosivos por los residentes con enfrentamientos entre las bandas criminales a su encuentro, el gobierno federal mexicano no ha reconocido ni desmentido esas aseveraciones.
La droga de uno a otro lado
La expansión del CJNG no es una novedad al otro lado de la frontera en territorio guatemalteco, pues las operaciones de esta red criminal ya son visibles más al sur de Chiapas, donde se dan los enfrentamientos estos días con el cártel que por años había controlado la zona.
Ese cártel en expansión habría ampliado sus nexos con grupos como Los Huistas ya establecidos para subir la droga de Guatemala a México por el corredor central del territorio guatemalteco hacia Frontera Comalapa.
“En esta región de México, lindante con Guatemala, en especial la parte del centro sur de Chiapas las actividades criminales son transnacionales, en especial el tráfico de drogas, armas y migrantes”, ha explicado el profesor Javier Oliva, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), citado por InSight Crime.
Un militar de alto rango guatemalteco –bajo anonimato- reveló para otra investigacion sobre las operaciones de los cárteles de la droga entre México y Guatemala, realizadas por ese centro en Washington, y dijo que incluso hay oficiales del ejército guatemalteco que cooperan con el CJNG para traficar la cocaína por ese corredor, al menos desde el año 2017.
Esa versión se sustentaría con la confesión de culpabilidad del excoronel Otto Fernando Godoy Cordón, capturado en la región de Petén, Guatemala, en febrero de este año y extraditado a Estados Unidos para responder por narcotráfico, como explicó en su momento el Ministerio Público de Guatemala .
“Está siendo requerido por el Tribunal del Distrito Sur de California de los Estados Unidos, por delitos relacionados con el narcotráfico”, explicó el ente fiscal guatemalteco al responder al pedido de extradición.
“Godoy confiaba en que sus credenciales militares le ayudarían a evitar la interferencia de las autoridades mientras se desplazaba hacia las pistas de aterrizaje clandestinas, y ayudaba a buscar y resguardar puntos de aterrizaje seguros para las avionetas cargadas de cocaína (…) esto “confirma los señalamientos a integrantes de las fuerzas armadas de Guatemala de prestar apoyo logístico a otro grupo narcotraficante mexicano”, Resaltó el informe de InSight Crime.
El gobierno de Guatemala ha dicho que por el contrario, gracias al apoyo del Ejército se ha localizado aeronaves «vinculadas con el crimen organizado transnacional, acciones que fortalecen el combate contra el narcotráfico».
Las operaciones del crimen organizado en la zona y los dos cárteles en disputa de territorios son preocupación también para Estados Unidos.
La Administración para el Control de Drogas (DEA) estima que esas estructuras del crimen organizado son “en gran parte responsables” de la entrada masiva de fentanilo a EEUU en los últimos años.
una alerta emitida por el Departamento de Estado para la captura de la guatemalteca Ana Gabriela Rubio Zea -para ser extraditada al país norteamericano- indica que los hijos del Joaquín el Chapo Guzmán, «Chapitos» utiliza varios medios para la obtención de los químicos necesarios para la producción de fentanilo, donde participó la sindicada.
El Ministerio Pùblico de Guatemala anunció al capturar a Rubio Zea en marzo de este año que se enfrenta a la extradición como parte de los procesos contra «nueve extraditables por delitos de narcotráfico requeridos por EEUU».
“Rubio Zea utilizó sus conexiones con proveedores y fabricantes de productos químicos con sede en la República Popular China para adquirir productos químicos precursores de fentanilo para el Cártel. Además, ponía a los traficantes en contacto directamente con los proveedores con sede en la República Popular China”, dijo el Departamento de Estado que propuso 1 millón de dólares por la captura y pruebas para condenar a Rubio Zea.
La Voz de América consultó con varias organizaciones no gubernamentales y de derechos humanos que trabajan en esa región fronteriza en pugna, pero ante la crisis de violencia, evitaron opinar sobre la situación general y los peligros para los migrantes y residentes en esa franja en “guerra” entre narcotraficantes.
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TUITOS
#1
El poblado Frontera Comalapa en el sureño estado de #Chiapas en frontera entre #México y #Guatemala experimenta una escalada de violencia por la disputa territorial del Cértel Jalismo Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa, esa localidad es el punto de los migrantes irregulares que entra al país desde #Centroamerica en su ruta hacia #EEUU.
#2
Reportes locales indican que en los enfrentamientos y ejecuciones realizadas por los cárteles de la droga en disputa han dejado unos 60 fallecidos en Frontera Comalala en #Chiapas, #Mexico, y se calculan unos 100 desparecidos llevados por la fuerza. La ola de violencia en esa franja fronteriza de 80 kilómetros inmediatamente a #Guatemala ha generado la huida de unos 3.000 residentes de la zona.