Europa se prepara para el Canal de Estambul, convirtiendo la ciudad en una isla con el objetivo de impulsar el comercio mundial y convertirse en el proyecto de construcción más grande de la historia de Turquía.
Canal de Estambul; comercio global
Lo que comenzó como un “proyecto loco” del presidente turco Tayyip Erdogan se ha convertido en uno de los objetivos centrales del país para impulsar la economía e impulsar el comercio global. El presidente turco está comprometido con la visión de su propio Canal de Suez; si bien el Canal se construyó en 1859, la tecnología actual permite una imaginación aún mayor para remodelar el futuro. Para Erdogan, el Canal de Estambul ha sido un sueño largamente anhelado; “El Canal de Estambul insuflará nueva vida a la región”, dijo el presidente sobre el potencial del centro de comercio global.
En la actualidad, Turquía cuenta con la vía fluvial del Bósforo, que conecta el mar Negro con el mar de Mármara, pero no puede cobrar tasas debido a la Convención de Montreal, un tratado firmado en 1936 que restringe la entrada a los buques militares, pero es gratuito para los buques comerciales. El Canal de Estambul sería la primera construcción que cambiaría esta situación y se convertiría en un paralelo rentable al Bósforo, según el presidente.
“Estamos abriendo una nueva página en la historia del desarrollo de Turquía”, afirmó el Presidente. “Vemos el Canal de Estambul como un proyecto para salvar el futuro de Estambul… para garantizar la seguridad de la vida y la propiedad de los habitantes del Bósforo de Estambul y de los ciudadanos de sus alrededores”. El canal dividiría la parte europea de Estambul, formando una isla entre Asia y Europa.
Erdogan anunció que el proyecto recibirá una financiación de 23.000 millones de euros y tendrá una longitud de 45 kilómetros, una anchura que variará entre 400 y 1.000 metros y una profundidad de hasta 25 metros. El canal, que contará con seis puentes, soportará el gran peso de los barcos que pasen por el estrecho del Bósforo.
El Presidente comunicó que se espera que aproximadamente 160 buques o petroleros pasen por el Canal de Estambul anualmente, lo que elevará la posición de Turquía en el ámbito comercial y turístico y hará avanzar la economía del país.
El Canal de Estambul, un problema global
Por ambicioso que sea, el proyecto fue recibido con escepticismo desde la primera mención que Erdogan hizo de él en 2020. Cuanto más compartía el presidente su entusiasmo, más manifestantes salían a las calles, instando al gobierno a considerar el impacto ambiental de un proyecto de construcción de tan gran tamaño, ya que el canal atravesaría reservas de agua y hábitats naturales necesarios.
El alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, ha expresado en varias ocasiones su condena al proyecto: “(El Canal de Estambul) amenaza a Estambul por completo, a su agua, a su naturaleza, a su seguridad”. Aunque el Canal de Estambul sigue siendo el sueño de Erdogan, para muchos residentes el proyecto parece una pesadilla.
El experto medioambiental de la Universidad de Estambul, Dogonay Tolunay, destacó que el canal provocaría graves perturbaciones en el ecosistema: “Los paisajes de dunas del norte de la ciudad albergan bosques protegidos, arroyos y pastos que son importantes para el ecosistema y albergan cientos de especies de plantas y animales”.
A escala mundial, muchos están preocupados por el posible tráfico militar procedente de la vecina Rusia. Boris Toucas, investigador visitante del Programa de Europa del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, comentó: “Crimea es la fuente militar, Turquía es el eje y los estrechos turcos son el punto de paso estratégico; y el objetivo final es el acceso y la presencia militar en el Mediterráneo oriental como contrapeso a la expansión de Estados Unidos y la OTAN hacia el este”.