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Algunos partidos políticos de la región de Tigray en Etiopía, controlada por los rebeldes, han condenado los esfuerzos de mediación de la Unión Africana destinados a poner fin al conflicto en la región.
El fin de semana pasado se esperaba que la Unión Africana mediara en las conversaciones en Sudáfrica. Esta vez, el enviado especial de la UA y el ex presidente de Nigeria, Olusegun Obasanjo, con el apoyo del ex presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, y la ex vicepresidenta de Sudáfrica, Phumzile Mlambo-Ngcuka, facilitaron las conversaciones de paz.
Se esperaba que representantes de la Unión Europea, las Naciones Unidas y la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD) regional asistieran a las conversaciones como observadores apoyando al equipo de mediación de la UA.
Pero tres partidos de la región de Tigrayán han descrito a la UA como mal equipada para ayudar a poner fin al conflicto entre el Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF) y el gobierno federal.
El Partido Independiente de Tigray (TIP), el Congreso Nacional de Gran Tigray (Baytona) y Salsane Weyane Tigray (SaWeT) dijeron en un comunicado que el aplazamiento de las conversaciones de paz entre el gobierno y el TPLF durante el fin de semana mostró que la UA no estaba preparada ni era capaz para liderar las negociaciones.
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Ahora han instado a las Naciones Unidas, los EE. UU. y la Unión Europea a involucrar a la UA para lograr un resultado positivo.
Dijeron que la postura de “solución africana a los problemas africanos” de la comunidad internacional había llevado a la pérdida de muchas vidas en el conflicto.
Representantes de la capital de Etiopía, Addis Abeba, y la capital regional de Tigray, Mekelle, se han reunido dos veces para negociaciones cara a cara este año, en Seychelles y Djibouti.
Los mediadores también se han acercado a ambas partes para facilitar conversaciones indirectas, pero los términos de estas conversaciones no se han observado ni respetado.
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El conflicto ha durado dos años y ha provocado la muerte de miles de personas con alrededor de 3 millones de desplazados internos, según Naciones Unidas.