La emergencia actual por la expansión de casos de la viruela del mono ha puesto en alerta a los expertos de todos el mundo.
Sólo en Estados Unidos se han confirmado hasta este jueves 10.768 casos, ya nivel mundial se han registrado 27.000 pacientes en 88 países. La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró una emergencia global por la enfermedad.
Antes de 1980 una parte de la población mundial recibió una vacuna contra la viruela. La mayoría de las naciones desarrolladas habían dejado como opcional la vacuna contra la viruela desde la segunda mitad de la década de 1970, al darse cuenta por erradicada la enfermedad.
Con el brote de viruela del mono, una enfermedad zoonótica, algunos se preguntan qué tan protegidos están quienes recibieron la vacuna contra la viruela humana. Quienes la recibieron llevan una característica marca en el brazo que dejaba la misma.
Los científicos considerando que las personas que nacieron antes de 1980 y que tienen la vacuna contra la viruela estarían protegidas hasta un 85% contra el brote actual de viruela del mono, aunque ante la falta de estudios actualizados, aún no llegan a un veredicto definitivo.
La cicatriz con la característica forma de cráter volcánico en la parte alta del brazo es el sello distintivo que indica que la persona recibió la vacuna de la viruela.
Sin embargo, en algunos países también se aplicó la vacuna contra la tuberculosis, que también dejó una marca.
Para despejar la confusión de cuál es cuál, el médico canadiense John Ross explica que las marcas son distintas. En la de la viruela humana, la cicatriz es hundida, mientras que la vacuna contra la tuberculosis dejaba una marca con protuberancia o alivio, notable al tacto.
¿Por qué dejaba marcar la vacuna contra la viruela?
La cicatriz dejada por la vacuna no es una huella para identificar vacunados de los que no lo estan, sino que se produjo por la técnica con la que se aplicó, explica el médico e infectólogo salvadoreño Jorge Panameño a la Voz de América.
La cicatriz se debe a la aguja bifurcada de dos puntas con que se aplicaba el suero, muy diferente a las agujas hipodérmicas con las que se inmuniza en la actualidad. Este método se produjo hasta finales de la década de 1970.
El personal de salud adiestrado para aplicar la vacuna debe sumergir la aguja de dos puntas en la solución y debe quedar una gota de la sustancia en ambas puntas, se picaba en la piel unas 15 veces en unos pocos segundos.
Esa incisión generaba una protuberancia de sangre que al secarse dejaba la singular marca y evidenciaba al mismo tiempo la eficacia de la vacuna en la persona inmunizada, explica el doctor Panameño.
“En aquellos momentos se prolongará que la protección de esta vacuna era de por vida”, dijo.
«Hasta el momento no se ha publicado ningún estudio que indique que después de 40 años o más de haber recibido una sola dosis se tenga el mismo nivel de eficacia del 85%», aclara el médico. «La esperanza es que sí, pero hay que hacer estudios, porque el sistema inmunológico también envejece».
¿Qué diferencia existe entre los diferentes tipos de viruela?
El virus responsable de la viruela pertenece al grupo orthopoxvirus, de la familia poxviridae, explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Se cree que esta familia de virus ha estado presente entre varias especies de mamíferos por unos 3.000 años. Las devastaciones causadas por pandemias durante siglos dan testimonio de ello. Solo en el primer cuarto del siglo 20, antes de empezar una campaña mundial de vacunación, aparecieron unos 300 millones de personas en todo el mundo por este virus. El promedio de mortalidad rondaba hasta el 30% en algunos grupos.
Entre su parentela están los virus que producen la viruela de la vaca, del caballo, del camello, del búfalo, del conejo, del ratón, del mono, y la viruela del mapache, entre los conocidos.
La presencia de póstulas con líquido que dejan cicatrices profundas en los sobrevivientes al secarse y descamarse son los signos más notorios de la viruela humana, además de la fiebre alta y otras complicaciones en cada cuadro clínico a partir de la respuesta inmunitaria, explican los expertos.
Cicatrices encontradas en momias egipcias de unos 3.000 años indican que la enfermedad ya existía en aquellos tiempos inmemoriales, pero se desconoce con exactitud cuándo llegó a los humanos. Descripciones posteriores en China sobre enfermedades dan pistas de que la viruela devastó en la antigüedad a parte de la actual potencia asiática.
En la actualidad, los CDC indican que un patrón recurrente entre los pacientes que adquieren la viruela del monto es la inflamación de los ganglios linfáticos, signo diferente al cuadro de la viruela humana. También en diferentes partes del cuerpo, especialmente en el área de los órganos genitales, se han descubierto lesiones dolorosas, “más que póstulas”.
«La inflamación de los ganglios linfáticos puede ser generalizada y que afecta a muchas partes del cuerpo” como el cuello y las axilas, según los CDC. Solo con pruebas de laboratorio se puede certificar la presencia del virus, porque la aparición de síntomas también varía .
También varían los períodos de incubación del virus. El de la viruela humana se manifestaba entre siete y 19 días después del contagio. En la viruela del mono se ha calculado que estaría rondando entre cinco y 21 días, siendo entre siete y 14 días el rango de manifestación de los primeros síntomas.
Los informes científicos indican que la viruela del mono, por la que la OMS ha decretado «alerta máxima», se reportó en 1958 en un brote de primates en observación para investigaciones.
En humanos, los primeros datos indican que el primer caso detectado se destruyó en 1970 en la República Democrática del Congo. Brotes de la enfermedad se mejoraron endémicos en regiones de África hasta que comenzaron a dispersarse por el mundo en mayo de este año.
¿De dónde proviene el virus en la vacuna de la viruela?
La revisión de documentos históricos indica que la eficacia de la vacuna se consideró un éxito total, al rondar el 95%. Frenar la enfermedad que producía hasta 30 muertos por cada 100 aumentos y les desfiguraba la piel con profundas cicatrices para el resto de la vida a los sobrevivientes se esperó un logro de la ciencia.
Por muchos años se creyó que el virus inerte para inmunizar contra la viruela humana provenía de la variante que afecta al ganado, viruela bovina, y de ahí el nombre del pinchazo para inyectar el suero y la técnica se denominó “vacunación”, proveniente del latín «vaccinus», cuyo significado es «de la vaca».
Pero nuevas investigaciones científicas indican que podría tratarse de una variante del virus de la viruela equina, aunque tampoco hay certeza a falta de documentos y por el bache de desinterés en la enfermedad desde hace unos 40 años, cuando se empezó a considerar su erradicación, que se oficializó a finales de los 70.
Hasta 1939 nadie cuestionó que la vacuna para humanos, «vacuna» provenía de la viruela bovina, ha explicado a la prensa el virólogo José Esparza, del Instituto Robert Koch, en Alemania. «Luego se descubrió que eran diferentes».
En el brote actual, explica el Dr. Panameño, se ha decidido en todo el mundo utilizar las dos vacunas ya reconocidas con anterioridad y que cuentan con las certificaciones y pruebas, ACAM2000 y JYNNEOS, según lineamientos de los CDC.
“La vacuna contra la viruela humana se tenía más como una reserva estratégica, eso ha cambiado en este momento”, explicó.
Cuando en 1980 finalizó la vacunación contra la viruela en todo el mundo por mandato de la OMS, no llegó a estimarse cuántas personas habrían muerto por la enfermedad en los siglos anteriores. Solo se ha consignado que se tratará de una de las enfermedades infecciosas más mortíferas en la historia de la humanidad.
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