En octubre de 2024 se cumple el centenario de la publicación del Manifiesto surrealistaque inició un siglo de arte moldeado por la mente subconsciente. Pero incluso sin ese estímulo histórico, este año ya se perfilaba como uno para los soñadores. De una avalancha de excelente hipnagógico lanzamientos a la popularidad de hit em, un género que literalmente llegó al público en forma de un sueñoha habido un innegable apetito por la música que aprovecha el borde vaporoso de la atención del oyente y lo transporta a otro lugar completamente diferente. Todo lo cual quiere decir que es un momento excelente para un nuevo álbum de Kelly Lee Owens.
La cantante y productora galesa ha pasado su carrera alternando entre niveles de definición, facilitando y agudizando su enfoque para capturar estados de sueño con distintos grados de lucidez. Su debut homónimo y 2020. Canción interior fusionó la ingravidez del dream pop con el peso mecánico del techno, aprovechando la elevación vaporosa del primero y los fríos circuitos del segundo para crear música que se elevaba y pulsaba en igual medida. Owens aclaró las cosas sobre 2022 LP.8prendiendo fuego a la atmósfera de su música al reemplazar su reverberación acolchada con una distorsión ruidosa. En canciones como “Release” y “Anadlu”, cambió su voz de una caricia a una orden, convirtiéndose en el contrapunto estricto pero familiar a la violencia instrumental que invocaba. Al contrario de lo que su título podría sugerir, Estado de ensueño No es un regreso a la bruma de sus primeros discos, sino su refinamiento más total hasta la fecha, despojando su sonido de sus partes más esenciales mientras preserva su borde fascinante.
La nueva claridad encontrada en gran parte de Estado de ensueño significa que puedes apreciar mejor los contornos del músculo rítmico de Owens, la gran cantidad de arte que implica el impulso propulsor de su música. Mientras que los relajantes zumbidos y las mantas de reverberación ayudaron a amortiguar el ruido de los temas anteriores, muchas de las canciones de este disco son gigantescos y brillantes del techno. “Sunshine”, “Dark Angel” y “Air” suben y bajan sobre sintetizadores brillantemente multicolores, reuniendo y refractando la luz como rascacielos contra una puesta de sol. La canción que da título al disco es un tema de gran éxito, un himno rave que suena como si el clímax acid-house de “Ray of Light” de Madonna se hubiera prolongado hasta la eternidad. En “Love You Got”, Owens despliega una caja de ritmos parpadeante que sutilmente pone la canción en movimiento mientras coloca sintetizadores de bajo irregulares que están a pocos pelos de pertenecer a una pista de funk brasileño.