CON EL 98 por ciento de los votos escrutados a las 23.30 horas del 23 de julio, ningún partido había obtenido la mayoría absoluta en las elecciones generales de España.
El PP con 7.893.504 votos, se llevó el 32,91 por ciento del total. El PSOE sobre 7.634.789 supuso el 31,75 por ciento.
Era una conclusión inevitable desde el principio que ni el Partido Popular ni el PSOE serían un ganador absoluto.
Si el próximo inquilino del Palacio de la Moncloa fuera Alberto Núñez Feijoo (PP), llegaría con la ayuda de Vox, y varias encuestas auguran una mayoría absoluta entre ellos.
En efecto, a las 23.30 horas el PP contaba con 136 diputados y Vox con 33, con un total de 169, a siete de los 176 necesarios para formar Gobierno.
El rival socialista de Feijoo, Pedro Sánchez, puede volver a su dirección actual solo con el apoyo de Sumar, aunque ninguna encuesta preveía una mayoría absoluta para ellos, aparte del CIS, que siempre se ha puesto del lado de los socialistas.
Como en el pasado, Sánchez podría buscar la cooperación de los partidos nacionalista vasco y catalán.
Aunque la participación había disminuido a las 18:00 horas del día de las elecciones, aumentó al 69,9 % a las 20:00 horas cuando cerraron los colegios electorales, 3,7 puntos porcentuales más que en 2019.
Información de contexto
La división izquierda-derecha de España atrajo la atención internacional cuando el país acudió hoy a las urnas.
Esta división no es nueva, aunque durante las primeras elecciones libres celebradas en 1977, los votantes desorientados que eran nuevos en la democracia se mantuvieron en el centro.
El PSOE y el PP se han alternado en el poder desde 1982, aunque el último gobierno del PSOE fue una coalición con Unidas Podemos, una alianza entre los partidos Izquierda Unida y Podemos.
En esta ocasión, el candidato a presidente del PP, Alberto Núñez Feijoo, cuenta con la colaboración de Vox, partido más a la derecha y encabezado por Santiago Abascal.
Pedro Sánchez del PSOE se basará en Sumar de Yolanda Díaz, una coalición recién formada de partidos verdes y de extrema izquierda y, posiblemente, los partidos nacionalistas.